Varado

Capítulo 4: Desenredando Hilos

Desenredando Hilos

Las sombras continuaron cayendo sobre la habitación. No hay tiempo para marcar la noche. No hay tiempo para marcar el día. Solo ocasionalmente una persona entraba y servía una ayuda de gachas para el consumo. Había estado tan bajo tierra, que no tenía sentido si no pasaba el tiempo o no.

Los huesos cubrían la esquina de la celda. Parecían huesos humanos y deben haber pertenecido a uno de los muchos hombres o mujeres malvados que una vez encontraron una residencia en Lian Yu. Nadie se atrevió a preguntar a quién pertenecían una vez. Cualquiera que tuviera curiosidad no obtendría ninguna respuesta. Todo lo que les regalarían eran los dulces sonidos del silencio.

Shado sostuvo juntas sus manos. Las cadenas eran muy duraderas. El eslabón débil derecho podría romperse. Una vez que la cadena se había roto, estaba la puerta, luego la salida de la prisión, y luego todos los guardias que vigilaban donde estaba.

La hermosa mujer había sido manchada por la oscuridad. Llevaba una camiseta sin mangas con el tatuaje de dragón en la espalda ligeramente visible. Los pantalones que llevaba encajaban lo suficientemente justos para su cuerpo. Ella no llevaba zapatos, ni calcetines, y nada más. Shado la había traído un agente del gobierno, quien afirmó que su padre había sido comprometido en una misión, y que necesitaba ayuda.

'Debería haber asumido que pudo haber sido una trampa

Shado escuchó los sonidos de los pasos. Fuera de estas cadenas, se veía tan feroz como hermosa, bueno, no tenía la costumbre de pensar que era hermosa. Los hombres a menudo afirmaban que lo era, y Shado tomó sus cumplidos como tales, cumplidos.

Aún así, cualquier persona encadenada y privada de comida, agua y luz solar durante varios días no se sintió tan feroz. Y, sin embargo, Shado también recordó una vieja historia sobre un dragón con un ala rota. El samurai que lo enfrentó pensó que tenía un enemigo fácil. El dragón era mucho más peligroso cuando no podía volar.

Shado realmente deseaba que se tradujera a su vida real. La puerta se abrió. Ella reconoció la cara de un hombre al que mataría una vez que saliera de él. Había sido crudo y le había dicho en términos inequívocos, que Fyers se la daría a su tripulación, una vez que terminaran con su padre.

"Vamos, señora. El jefe te quiere. Parece que los pops no están jugando a la pelota como debería."

El prisionero cautivo solo tenía una palabra de sobra. Estaba en chino, y no era muy amigable. El hombre de cara áspera la ahuecó en la parte posterior de la cabeza, y se aseguraron de sostener a Shado. Entrenaron sus armas en la mujer que se había visto obligada a caminar con la cabeza baja.

Shado había sido marchado más allá de los árboles y en medio de la nada. Fyers y sus hombres estaban alrededor y estaban construyendo algo. Ella no podía ver lo que estaban construyendo. El hombre detrás de ella mantuvo la cabeza baja y la obligó a salir en medio de la nada.

"He intentado una y otra vez razonar contigo, Yao Fei. Tal vez cumplirías un poco más si ves lo que mis hombres le harán a tu hija."

Un empujón dejó caer a Shado muy cerca de aterrizar cerca del barro. Las cadenas colgaban, y si solo podía llegar a las llaves del cinturón del hombre sin que le dispararan la cabeza.

"Todavía tienes un repuesto, así que tal vez este te recuerde el deber que tienes que hacer. Su gobierno le permitió salirse de control. Ahora es tu trabajo arreglarlo."

Shado trató de empujarse hacia arriba, parecer desafiante, no mirar aterrorizada ante la perspectiva de lo que podría suceder.

"Qué estás haciendo?" Preguntó shado.