Duncan Hanma,alfa de rango alto,hijo del lider anterior de una de las mafias más peligrosas,luchador experto en varias artes marciales,uno de los peleadores más fuertes y veloces de Japón,siendo el más veloz de Japón desde que tenía 17 años,ganándos...
Claro,con ellos viene también responsabilidades y muchas desventajas y muchos pesares.
Pero eso no quitaba que era hermoso tener en tus brazos una criatura que tenía tu sangre o tu amor entre sus pequeñas manitas.
Y eso sintió Duncan cuando vió a sus hijos nacer.
Fueron las experiencias más bonitas de su vida.
Criar y cuidar de esos pequeños seres fueron un desafío,pero no un obstáculo para que dejará de entrenar y descuidar su matrimonio o su vida.
Cuando van creciendo.
Cuando dejan de necesitarte.
Cuando deja de necesitar tu ayuda.
Fue lo peor para Duncan.
Ver como Baki ya no necesitaba ayuda con sus zapatos o para el mismo ponerse la ropa.
Que Jack ya no necesitaba que lo bañara o que fuera a recogerlo a la escuela.
Fue lo peor para el Alfa de la pequeña manada.
Y lo peor vino....
Baki:¡Papá!.–Llamó listo para irse a la escuela.
Duncan:Ya voy mi cielo.–Expresó apurandose para llevar a su cachorro a la primaria.
Baki tan solo tenía 6 años y Jack 8 años.
Baki:¡No te preocupes,Jack-Nii me llevará!.–Gritó mientras salían ambos cachorros por la puerta,llendose apurados a la escuela al ver que llegarían tarde sino se apuraban.
Duncan se heló en su lugar.
¿Desde cuándo sus hijos se iban sin él?.
¿Acaso no necesitaban que los acompañará?.
Eran cachorros pequeñitos...
Duncan bajó la mirada mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
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-Un rato después...-
Yujiro entró al departamento,esperando encontrarse a su esposo limpiando.
Solo topandose a su marido hecho bolita en el sofá,con un bote de helado y gruesas lágrimas se deslizaban por sus mejillas.
Yujiro:Estoy de vuelta.–Anunció esperando que su esposo corriera a recibirlo.
Duncan le miró y solo lloró aún más.
Yujiro:¿Y tú qué tienes?.–Cuestiono de mala gana viendo a su "patético" Alfa llorar como nene chiquito.
Duncan:Y-Yujiro.–Llamó entre lágrimas.–¿Soy útil aún?.–Cuestiono con la voz quebrada.
Yujiro parpadeó un tanto confundido y frunció su ceño rápidamente.