Lalisa se encontraba observando la ventana de aquella habitación, la cual otorgaba una increíble vista hacia el patio trasero. Una enorme piscina, casi congelada, reflejaba la luz de la luna. La nieve cayendo sobre algunas plantas y el suelo, decoraba el lugar a la perfección. Era bastante tarde y la casa en la que estaba no se encontraba tan lejos del centro de Seúl, por lo que aún se podían escuchar unos pocos coches.
La pelinaranja suspiró, poco relajada. Habían pasado algunas semanas desde la última vez que había visto a Giselle, y lo cierto es que, aunque en su momento le afectó mucho, poco a poco estaba aprendiendo a pasar página. Ya no le carcomía tanto la cabeza la necesidad de saberlo todo, como así también lo único que deseaba era seguir adelante.
Pero aún había algo de dolor allí, y ella lo sabía.
Unos fuertes brazos la envolvieron por la cintura, desde atrás. La piel desnuda de su torso se erizó ante el contacto. La mujer se giró solo lo suficiente y miró hacia arriba. Al ver la sonrisa del hombre, sintió una sensación extraña en el pecho.
-¿Crees que esto está bien? -dijo Namjoon.
Lalisa suspiró y observó toda la ropa esparcida en el suelo de la habitación. Ambos salieron a cenar, luego habían vuelto a casa del azabache para ver algunas películas, y una cosa llevó a la otra.
Y Lisa sabía que Namjoon tenía razón. La pelinaranja se sentía incómoda. Y no porque la noche había sido mala, todo lo contrario, sino porque había algo en su interior que le decía que aquello no estaba bien.
Sentía que había tomado una decisión incorrecta.
Le gustaba mucho Namjoon, estaba segura de eso. Y también estaba segura de que aquello había sido decisión de ambos, sin ningún tipo de presión o por culpa del alcohol, ya que no habían bebido. Pero aún así, la sensación extraña seguía allí.
Lalisa sonrió falsamente y se puso de puntas de pie, para darle otro beso al moreno. Namjoon correspondió, tomándole de la cintura.
-Está bien -mintió-. Quiero esto. Te quiero a ti.
Namjoon sonrió gratamente y le dio otro beso, esta vez en la punta de la nariz.
-Yo también te quiero.
Afuera estaba helado, pero dentro de esa habitación, con el calor del otro, la calidez parecía no tener fin para Namjoon. Sin embargo, para Lisa, la situación era distinta.
A kilómetros de ambos, otra pareja también estaba en su mundo.
La vuelta a Seúl estaba a sólo dos días y tanto Yeosang como Seonghwa se lo habían pasado de maravilla aquellas dos semanas en Pohang. Aunque ninguno deseaba regresar, sabían que tenían una vida más allá del paraíso y debían cumplir con ello.-Estoy tan cansado que dormiría un año entero -murmuró Yeosang.
Los chicos se encontraba recostados en la habitación que la familia de Yeosang había preparado para él. La noche ya había caído y ellos acababan de regresar de una tarde en el centro comercial y la playa, con la familia del castaño. Habían hecho diversas compras, entre ellas, algunos encargos de sus amigos. Acababan de darse un baño juntos y se habían acostado para descansar.
Soenghwa soltó una risita.
-Tú madre es un amor de persona -dijo mientras lo miraba-. Ahora me siento mal por haberla juzgado en un principio.
-No te disculpes, era comprensible -Kang se acomodó de lado para estar frente a frente con su chico-. Yo también sabía que en el fondo era una buena persona.
-Te quiere mucho y se le nota -Park acarició su mejilla.
Yeosang sonrió.
-¿Y tú me quieres? -preguntó con voz melosa.
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Risk
FanfictionNi Yeosang ni Seonghwa esperaban que su amistad de años fuera a cambiar de una noche para la otra por un simple desliz. Tal vez enamorarte de tu mejor amigo no es tan bueno como lo pintan las películas, mucho menos cuando uno de ellos está sentiment...