Bajo el Caos
La oscuridad de la noche comenzaba a desvanecerse lentamente, dando paso a un tenue resplandor que se filtraba entre los árboles del bosque. El aire, frío y fresco, portaba la fragancia de la tierra húmeda, mezclada con el sutil aroma de las hojas secas. Jungkook y Jimin permanecían en silencio, sus sentidos alertas, escuchando cada crujido de la maleza, cada susurro del viento. Las estrellas se desvanecían en el horizonte, cediendo su lugar a un cielo que se tornaba de un suave azul, iluminado por el primer destello del sol.
Jungkook, con el rostro surcado por sombras de preocupación, vigilaba el camino con el rifle apoyado sobre su rodilla. Jimin, a su lado, parecía más sereno, su mirada fija en el amanecer, como si estuviera absorbiendo cada matiz de luz que se desplegaba ante ellos. La transición del día simbolizaba una nueva esperanza, pero también traía consigo la incertidumbre del camino que tenían por delante.
- Es hermoso. - comentó Jimin, su voz suave resonando en la quietud del momento.
Jungkook simplemente observo y se quedó unos segundos mirando a la nada. Su mente estaba lejos de la belleza del amanecer. La imagen de su padre y las sombras de la noche anterior aún lo atormentaban. Unos instantes después, la calma fue interrumpida por el sonido de pasos que se acercaban. Sus camaradas empezaron a despertar, frotándose los ojos y estirando los músculos adoloridos de la noche en el suelo duro.
- Es hora de irnos - dijo Jungkook, tomando la iniciativa. A medida que el sol ascendía, iluminando el bosque con una luz dorada, reunió a su equipo. Las preocupaciones del pasado y el temor de lo que les esperaba se dibujaban en los rostros de todos.
Mientras empaquetaban sus pertenencias, Jimin se acercó al refugio a mirar si Namjoon ya estaba despierto, al llegar se encontró al moreno observando el amanecer con una mezcla de nostalgia y anhelo.
Namjoon al notar la presencia de Jimin no pudo evitar sonreírle, la forma en como lo miraba era interesante, se sentía una profundidad que parecía más allá de la mera observación y al parecer este momento no pasó de desapercibido; ni por Jimin, ni por Jungkook. Un leve escalofrío recorrió por la espalda de Jungkook, pero desechó el pensamiento. No era el momento para distracciones.
Con todo listo, el grupo se dispuso a retomar la marcha. El sendero era estrecho, pero la luz del sol les proporcionaba confianza. La sensación de unidad entre ellos era palpable, aunque el aire estaba impregnado de tensión.
Todos tomaron sus puestos en la camioneta, Jin tomo el volante para que Jungkook pudiera retomar energía por la noche de guardia, Hoseok se mantenía a su lado atento, mientras que Namjoon y Jimin se acomodaban en la batea.
Mientras avanzaban, Jungkook giró su rostro dirección a la batea, mirar a Jimin lo hizo recordar el incidente de la noche anterior. Aquella conexión entre Jimin y Namjoon continuaba atormentándolo. ¿Podría realmente confiar en Jimin? Y, lo que era más inquietante, ¿por qué se sentía tan inquieto cuando se trataba de él?
Decidió no atormentar más su mente, volvería a su propósito inicial el cual era dormir un poco antes de retomar nuevamente el mando y proteger a su equipo a toda costa.
Jimin observaba el cielo siendo pintado por el amanecer mientras sus pensamientos se agolpaban en su mente. La guardia con Jungkook había sido intensa, marcada por un silencio cargado de tensión y una inquietante sensación de incomprensión. Aunque la noche había estado llena de vigilancias y posibles peligros, había algo en la presencia de Jungkook que lo intrigaba profundamente. Cada vez que sus miradas se cruzaban, sentía una mezcla de curiosidad y confusión.
No podía evitar preguntarse por qué Jungkook parecía evitarlo. A lo largo de su interacción, había percibido el rayo de desconfianza en sus ojos, un tipo de desdén que nunca había experimentado antes. Jimin se sentía como un enigma para el joven militar, atrapado en un laberinto emocional que no lograba descifrar. ¿Por qué Jungkook parecía tener tanto resentimiento hacia él? Era un sentimiento que Jimin no podía entender; su existencia no estaba destinada a provocar odio. La idea misma de "odiar" era una abstracción que se le escapaba.
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Código Carmesí
Fiksi PenggemarEn un futuro distópico, donde la tecnología lo controla todo, las emociones humanas son manipuladas por inteligencias artificiales que prometen una vida sin sufrimiento. Pero la realidad es mucho más oscura: la humanidad ha perdido la capacidad de c...