Pretty when I cry (Axl Rose x lector)

Capítulo 3

AXL

No puedo decir con certeza cómo llegamos a ese punto. La noche comenzó como un simple paseo, un intento de conectar más allá de la imagen que ambos proyectábamos. Pero la tensión entre nosotros se intensificó a medida que compartíamos risas, miradas y palabras cargadas de significado. Y de repente, ahí estábamos, atrapados en el tornado de emociones y deseos

Recuerdo que fue un beso. Un beso impulsivo, pero electrizante, lleno de promesas y una química que no podíamos negar, me acerqué, tomando su rostro entre mis manos, y ella respondió de inmediato, como si hubiera estado esperando ese momento tanto como yo, fue una mezcla de deseo y desafío, un choque de dos mundos que nunca se suponía que debían cruzarse

Lo que siguió fue una noche loca, una explosión de pasión que me tomó por sorpresa, nos perdimos en cada caricia, cada susurro, dejando atrás nuestras máscaras, La habitación se llenó de ruido y gemidos, de cuerpos que se entrelazaban en una danza desenfrenada, como si el tiempo no importara, y en medio de ese caos, sentí algo que nunca había sentido antes

Desperté a la mañana siguiente sintiéndome extraño, Roseanne seguía dormida a mi lado, envuelta en las sábanas, con su cabello desordenado y su rostro sereno, la luz del sol entraba por la ventana, bañándola en un halo dorado que la hacía parecer aún más hermosa. Me quedé observándola, completamente perdido en mis pensamientos

No era como las otras veces. No era solo otra noche con una groupie o una chica de paso, había algo diferente en ella, algo que me hizo sentir vulnerable y expuesto. La forma en que me había mirado, cómo se había entregado... todo eso resonaba en mí de una manera nueva y aterradora

Me sentía confuso. ¿Qué significaba esto? No podía dejar de preguntármelo. La idea de que había dejado entrar a alguien tan profundamente en mi vida, incluso solo por una noche, me asustaba. ¿Y si esto se convertía en algo que no podía manejar? ¿Y si ella se aferraba a este momento como algo más?

Decidí que lo mejor sería irme antes de que ella despertara. No quería enfrentar la conversación que sabía que vendría. Así que, con cuidado, me levanté de la cama y me vestí en silencio. Miré una vez más hacia ella, sintiendo una punzada en el corazón al darme cuenta de que me estaba alejando de algo que podría ser significativo.

Salí de la habitación, sintiendo que la puerta se cerraba tras de mí como un eco en mi mente. Al salir al aire fresco de la mañana, la confusión se intensificó. Había dejado a Roseanne sola, y no podía evitar sentir que había cometido un error, pero el miedo a lo desconocido fue más fuerte.

Me metí en el auto y arranqué el motor, sintiendo cómo el ruido del motor me separaba del caos de la noche anterior. La música de la radio sonaba distante, y me perdí en mis pensamientos. La imagen de Roseanne seguía presente, y aunque trataba de ahogar esas emociones, no podía dejar de pensar en lo que acababa de suceder.

La verdad era que, por primera vez en mucho tiempo, me sentía perdido. No podía lidiar con la idea de que una noche podría haber cambiado todo. Tal vez el amor y la conexión eran más aterradores que cualquier locura que hubiera experimentado en el escenario.

Y así, mientras conducía por las calles de Los Ángeles, sabía que la historia entre Roseanne y yo apenas comenzaba, pero no tenía idea de cómo enfrentarla.