Dulce NO tan Dulce (borrador terminado) ✔️

22 SUSAN

—Parece que has estado en esta casa antes... —en cuanto cruzamos el umbral de la casa de una sola planta, con rampas para discapacitados en cada salida me deja bajar de sus brazos.

—solo una vez. —responde buscando los interruptores, la casa está bastante limpia, pero la decoración mayormente femenina me hace sentir algo en el pecho.

"¿Celos tal vez?"

—es obvio que aquí vive o vivía una mujer —digo admirando el lugar. Es acogedor y muy lindo. Nada como lo loco de mi departamento en Los Ángeles.

—sí. —solo dice antes de rodearme por la espalda con sus grandes brazos. —es la casa, una mujer... la esposa de un viejo amigo.

"¿Ya vez? Te enojas por nada"

—ah. Es bueno saber que estaba casada cuando estuviste aquí. —mi cuerpo se relaja en su abrazo. Como cada vez.

—¿acaso eso que escuché fueron celos? —su risita divertida me hace erizar la piel desnuda de mi cuello. —no te he dado motivos, ¿o sí? —gruñe besando mi piel.

Sacudo la cabeza. —solo era una pregunta. —me escucho a mí misma y siento toda la mentira. Pero no me retracto. —¿podemos hablar de lo que paso hace un momento?

Cambio el tema porque también es algo que me preocupa.

Me da un abrazo fuerte antes de soltarme, solo para hacer girar mi cuerpo y quedar de frente a él. Como si fuera lo más natural del mundo, mis manos recorren sus pectorales y llegan a su cuello. Su cabello está un poco más crecido y mis dedos se enredan con facilidad en los chinos de su nuca. Amo su cabello.

"Y todo lo demás"

—no sé qué decir, honestamente no tenía idea de si sabrían que veníamos, pero no debí subestimar a tu... —se aclara la garganta y corrige —a Vito.

—¿y qué querían al acorralarnos? —pregunto y mi esposo se encoge de hombros.

—no lo sé —dice —tal vez solo querían ser nuestra escolta. —dice con una sonrisa burlona, pero sé que eso no es lo que en realidad piensa.

—¿es malo que tú estés aquí? —me arrepiento de no preguntar antes.

—la última vez que lo hice no representó ningún problema. —desvía mi atención recorriendo mi espalda baja con sus manos, llega a la curva de mi trasero y ejerce la presión suficiente para hacerme perder el hilo de la conversación. Casi funciona.

"Casi"

—pero ahora es diferente, ¿verdad? —No necesito que responda. Lo sé. —¿crees que sepa que estamos casados ahora?

—honestamente no lo sé. Pero quiero que sepas que cada minuto que viví siendo tu esposo... fue hermoso. Y valió cada jodido segundo que espere para estar dentro de ti. —inclina su cabeza para tocar mi frente y suspira. No dice las palabras, pero las siento.

Frunzo el ceño esperando poder replicar. No me deja responder porque su puño se enreda en mi cabello y me besa como si fuera lo último que hará en su vida.

Y entonces lo entiendo. Cree que Vito le hará algo. Y eso me llena de algo diferente a todo lo que he sentido antes. No tengo idea del poder que mi verdadero padre tiene o de que lo sea capaz de creer que le puede hacer a mi esposo, pero no me ha conocido.

Pronto lo hará.

•••

Tomamos una de las tantas habitaciones de invitados. Descubrí cuál era una de las habitaciones principales porque había un piano cerca de la cama. Supuse que ese sería el cuarto de la esposa del viejo amigo de Aarón.