LIAM DUBOIS.
— Vicepresidente ¿me está escuchando?
El hombre dirige su vista a su empleado, quién exponía todas las ventas que aumentaron y cuáles electrodomésticos son los más comprados, también el aumento de ventas que esperan para dentro de ocho meses.
La empresa se define en una sola palabra; exitosa. Es sorprendente el reconocimiento que ha obtenido durante los últimos dos años, la cantidad de clientes que compran más de tres productos al mes, y las reseñas de las personas.
Gracias a ello, la empresa ha ido creciendo velozmente, reunidos los jefes ejecutivos, los jefes de marketing, y los jefes financieros, todos en la espaciosa e iluminada sala, con su mirada en el hombre frente ellos.
— Sí, continúe —. Responde fijando su fría mirada sobre él.
— Bien decía que...
Y dejo de prestar atención.
Nuevamente en sus pensamientos estaba aquella jovencita que no había podido sacar de su cabeza desde el día en la que la recogió del suelo en ese bar.
Su mirada, su sonrisa, su personalidad y forma de ser lo traían intrigado. Curioso queriendo saber más.
Al terminar la reunión general para saber el estado actual de la empresa, siendo él, el último en salir, camina hasta su habitación, con grandes ventanales transparentes, y su mesa ejecutiva en la mitad del cuarto.
Se sienta y lo primero que hace es suspirar, sus dedos se mueven habilidosos sobre el teclado del computador.
Notificaciones de aquella fastidiosa mujer, más de noventa y nueve mensajes. Siente el dolor de cabeza regresar.
Gracias a su madre debe luchar contra una vieja loca obsesionada con su dinero, Adhara Kendall, la única hija de una de las familias más poderosas de la ciudad, líderes de las empresas más grandes.
Es claro que la unión de estás dos familias sería beneficiosa para las dos partes, pero no es lo que el hombre desea, más allá de lo hermosa y atractiva que sea Adhara, está lo codiciosa, desea todo el dinero del mundo para ella, quiere lo mejor para ella y lo mejor es Liam. Pero no se confundan, la mujer piensa que el hombre no sabe nada de ella ni de sus intenciones ocultas, fingiendo un amor que no existe hacía el, solo para lograr tener su objetivo.
Su objetivo es casarse con él y obtener más riqueza de la que ya es dueña.
Para ella no es suficiente y no descansará hasta lograr casarse con ese hombre.
Hace caso omiso a los mensajes de aquella mujer, como siempre, no los lee, ni los ve, a él no le importa cómo esté ella.
Quien le importa es la pelinegra veintisiete años menor que él. Le agrada mucho la felicidad que mantiene, la desconfianza en los momentos menos esperados, y que a pesar de todo siempre está sonriendo.
— Vicepresidente, la señorita Adhara está aquí.
Su secretario irrumpe sus pensamientos, abriendo la puerta, él mira en esa dirección y ve como la mujer entra groseramente en su despacho, empujando al hombre.
— ¡Liam! ¡Cariño!
Trata de acercase al pelirrubio y a la fuerza darle un abrazo, él pone resistencia todo lo que puede, al no lograrlo se aleja de él.
— ¿Dónde estuviste ayer? — dice mientras se sienta tranquilamente en la silla frente a él —. Dormí en tu casa los dos días, esperando que llegarás, pero no regresaste.
Finge estar triste, si él no conociera los engaños de la peli lacia caería fácilmente.
— Señorita Adhara, le recuerdo que no puede irrumpir de esa manera en mi horario laboral.
— Ash que aburrido...
Molesta, la mujer de ojos color negro, arroja su bolso en el suelo, notablemente enojada de que siempre la trate tan formal. Se esfuerza en organizarse bonita para llamar su atención y el hombre ni siquiera la repara, irritada de que no se tome su tiempo en mirarla.
— Me enteré de que estás viendo a una mujer — se levanta del asiento recogiendo su bolso — ¿Porqué? ¿Es más bonita que yo? ¿Tiene más dinero? Dime Liam, ¿Que tiene ella que yo no?
— Adhara — suelta bruscamente mientras la mira notablemente molesto. — No vaya a empezar con su espectáculo de celos falsos y deje ya de decir estupideces.
— Liam... ¿Como puedes decir que son celos falsos? Sabes que me gustas, y no quiero que otra me quite de tu lado...
La chica responde con la voz apagada, después de soltar la mentira más grande del mundo, denotando tristeza. Al no lograr que el hombre tan siquiera se inmute. Estalla en enojo.
— Cuídate Liam — se acerca a él amenazante, golpea la mesa poniendo los brazos encima de está, mirándolo a los ojos — Y dile a esa mujer que se cuide también... Porqué los estaré vigilando.
Sale de la habitación estrellando duramente la puerta al cerrarla. Lo único que causó en el hombre fue preocupación. Porque nadie más que él sabe de lo que es capaz de hacer con tal de quedarse con el apellido Dubois.
Sabía que lo había estado vigilando y aún así decidió llevar a Clara a ese restaurante, decidió coquetearle y tratarla bonito sabiendo que lo estaba escuchando.
Ahora sabe de la existencia de Clara, de la joven que al estar con ella se siente rejuvenecido, amado, apreciado y querido.
De la joven chica que no tiene maldad en su corazón, que no se le acerca con la idea de sacarle dinero, siendo genuina y honesta con él.
Lo sacude la necesidad de protegerla a toda costa, porque gracias a él, ella está en peligro.
No permitirá que le pasé nada, no después de haber encontrado a la mujer perfecta a sus ojos.
¿Verdad que no importa lo que piense la sociedad?
¿Y no importa aún sabiendo que él es una figura famosa?
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Better Than Age
RomanceClara Miller hace un nuevo amigo y empieza a experimentar sentimientos por él, le atrae su físico y madurez, al pasar tiempo juntos estos sentimientos se intensifican hasta aceptar que siente amor, sin poder dar vuelta atrás, busca al mayor, deseand...