La fiesta había terminado. Jungkook se estiraba, cansado y borracho, mientras despedía a los últimos invitados que quedaban en su departamento. Miles, que había bebido más de la cuenta, se tambaleaba junto a Frank en la puerta.
—¿Qué vas a hacer con él? —preguntó Frank, señalando con un movimiento de cabeza hacia el sofá, donde Jimin yacía casi dormido, los ojos apenas abiertos, y con un ligero ronquido que se mezclaba con su respiración lenta y profunda.
—Supongo que lo llevaré a su departamento —dijo Jungkook, rascándose la nuca. Intentaba parecer despreocupado, pero un lado de él no dejaba de notar lo vulnerable que se veía Jimin en ese momento.
Miles, con una sonrisa traviesa, aprovechó para comentar al respecto.
—¿A quiénes quieres engañar? —Rio, con su rostro lleno de picardía—. Lo más seguro es que ellos continúen con su fiesta —musitó en dirección a Frank.
Jungkook puso los ojos en blanco, pero no logró disimular del todo el calor que le subía al rostro.
—Nada de eso. Solo lo llevaré a casa.
Frank, más sobrio que Miles, le lanzó una mirada de advertencia.
—Ninguno de ustedes está en condiciones de conducir.
—Despreocúpate, Frank —respondió Jungkook, esbozando una sonrisa confiada—. No soy tan irresponsable.
—¡Taaaaan! —interrumpió Miles, dándole un codazo a Frank, para después dirigirse a Jones—. Pues solo asegúrate de usar el "gorrito", amigo —agregó en tono de broma al tiempo que hacia un gesto con las manos como para dar a entender más de lo que hablaba.
—Ya, ya... —Jungkook los empujó suavemente fuera del departamento y sonrió, negando con la cabeza—. Largo de aquí.
Justo antes de salir, Frank se giró para lanzarle una última mirada inquisitiva.
—Solo piensa en lo que hablamos antes —le susurró, recordándole su charla anterior.
—No hay nada que pensar, Frank —murmuró Jungkook, cerrando la puerta detrás de ellos con un suspiro exasperado.
Por fin a solas, Jungkook se dirigió a la cocina. La garganta le ardía de lo seca que estaba, así que se sirvió un vaso de agua fría. Bebió en grandes tragos, disfrutando la frescura del líquido, mientras las palabras de Frank resonaban en su mente. "Piensa en lo que hablamos".
Jungkook soltó una risa entre dientes y se negó rotundamente a la idea. Claro, Jimin era atractivo, con esos ojos grandes y una sonrisa que podía derretir hasta al tipo más duro. Y, obvio, molestarlo se había convertido en su pasatiempo favorito, en parte porque adoraba ver esa expresión de frustración en su rostro cada vez que lo llamaba "enano gruñón" o "gruñosito". Pero eso no significaba que le gustara, ¿verdad?
Además, estaba Kaurna... no podía fijarse en alguien por quien su amigo claramente tenía interés.
Sacudiendo la cabeza, dejó el vaso vacío en la encimera y se dirigió al sofá, donde Jimin seguía en su mundo de sueños. Jungkook suspiró al verlo tan cómodo, abrazado a uno de los cojines.
—Vamos, Jimin, hora de despertar —susurró Jungkook mientras se inclinaba hacia él y le dio un toque suave en el hombro.
Jimin apenas gruñó en respuesta, aferrándose más al cojín y girándose un poco hacia el lado. No tenía intenciones de despertar, y menos después de la cantidad de cerveza que había bebido esa noche. Jungkook volvió a intentarlo, esta vez sacudiéndolo un poco más.
—Ey, gruñosito, en serio. Si no te despiertas, me veré obligado a cargarte —amenazó en tono de broma, mientras se hacía a su lado, al ver que su amenaza no surtió mucho efecto.
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apateu ★ kookmin
Novela Juvenil𝐌𝐏𝐑𝐄𝐆 +𝟏𝟖 ፧ Jungkook solo quería que el chico nuevo de su clase se sintiera bienvenido en su grupo de amigos, especialmente porque le gustaba a uno de ellos. Sin embargo, no esperaba perder el control durante una noche en su apartamento por...