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Jimin cruzó la puerta de su casa echando chispas. Desde que había dejado a Kaurna, había mantenido una apariencia de calma que no le hacía justicia a lo que realmente sentía. Había fingido sonrisas, aguantado comentarios ligeros, todo para evitar arruinar el momento, pero en cuanto la puerta de su hogar se cerró tras él, su rostro se deformó en una mueca de puro enojo.

—¡Aaaah! —gritó, soltando toda la frustración acumulada mientras tiraba la mochila al suelo con un golpe sordo que resonó en el pasillo.

Su hermana menor, Roseanne, estaba justo en la sala, sentada en el sofá mientras miraba la televisión. El grito de su hermano la hizo alzar la vista de su programa con una ceja arqueada, pero en lugar de asustarse, una sonrisa traviesa se formó en su rostro. Había notado por la ventana que Jimin había llegado con Kaurna y... otro chico. Ya había estado esperando el momento perfecto para lanzarle la bomba.

Con una lentitud casi teatral, Roseanne se levantó del sofá, caminando hacia Jimin con una expresión que él conocía demasiado bien: la sonrisa maliciosa de alguien a punto de soltar algo que sabía que lo iba a irritar.

—¿Y ese grito de frustración, oppa? —empezó ella, inclinándose un poco hacia él, claramente disfrutando del momento—. ¿No llevas ni una semana en el vecindario y ya tienes novio?

Jimin, que ya estaba de pésimo humor, la miró con una mezcla de incredulidad y fastidio. 

—¡¿Qué?! —exclamó, su tono cargado de indignación. No estaba para bromas, no después de haber soportado a ese idiota de Jungkook durante tanto rato—. ¡No estoy para juegos, Rosie!

Ella alzó las manos en un gesto de falsa inocencia, aunque la sonrisa en su rostro no desapareció ni por un segundo. 

—Tranquilo, tranquilo. Solo lo digo porque vi cómo te despedías en la entrada con ese chico. Ese... ¿cómo se llama? —Roseanne se llevó una mano al mentón, fingiendo pensar mientras intentaba contener la risa—. Ah, claro, Kaune, ¿no? —bromeó, claramente intentando empujar a su hermano al límite.

Jimin rodó los ojos con tanta fuerza que casi vio su propio cerebro. Apretó los puños y dio un paso hacia su hermana, visiblemente molesto. 

—¡No es mi novio! —declaró con una mezcla de irritación y desesperación—. Y es "Kaurna" no "Kaune", quien es solo nuestro vecino, por si te interesa saberlo.

Roseanne ladeó la cabeza con una expresión de interés fingido, pero su tono juguetón no desapareció. 

—Ah... entonces no es Kaurna el que te tiene tan alterado —dijo, alzando las cejas—. Tiene que ser el otro, ¿verdad? Ese con el que llegaste... vi que su coche estaba aparcado justo enfrente de la casa en donde se bajó con Kaurna para despedirte en la entrada. ¿Me perdí algo importante? —preguntó, dándole un pequeño codazo.

Jimin apretó los dientes. No podía creer que su hermana estuviera sacando conclusiones tan ridículas, pero en lugar de responderle, simplemente dejó escapar un fuerte gruñido de frustración.

—¡Es ese maldito idiota! —explotó finalmente, lanzando los brazos al aire en un gesto de exasperación—. ¡Ese tal Jungkook no deja de llamarme "enano gruñón"! ¡Lo odio! —Las palabras casi salieron de su boca como veneno, y por un segundo, Roseanne se quedó en silencio.

—¿"Enano gruñón"? —repitió ella, claramente divertida por el apodo. Se llevó una mano a la boca para contener la risa, pero era demasiado tarde. Una carcajada ligera se escapó de sus labios antes de que pudiera detenerla—. ¡Eso es adorable! ¡No puedo creerlo!

—¡No es adorable! —gritó Jimin, completamente rojo de la ira—. ¡Es irritante! ¡Y ese tipo es un idiota de lo peor! ¿Cómo puede Kaurna ser amigo de él? ¡No lo entiendo!

apateu ★ kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora