Capítulo 1: Viva después de la muerte.

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"Nuestro es el reino y juramos protegerlo

En nombre de nuestros Dioses y ancestros

Salvaremos las almas purificando la sangre de los perdidos,

Hasta que todos los pecadores se hayan redimido".

—Primer juramento de las escrituras Arcadianas.

Esme volvió a la vida con un grito desgarrador. Ahora es un lienzo en blanco esperando ser colmado con recuerdos. Sabe que hay más que la oscuridad y el dolor, pero el mundo es un lugar tan incierto que prefiere mantener los ojos cerrados. La vida duele. Todo duele, y hace frio...

Siente como sus huesos se retuercen bajo su piel. Cada extremidad le llora en agonía. El sonido de cadenas tintineantes es tan alto que la aturde.

Siente los olores. Primero la humedad, luego la tierra y la hierba mezclándose con su propio sudor.

—Resiste, Esme, puedes hacerlo, sabes que puedes...

La voz parece llegar desde todas las direcciones, la envuelve hasta que solo desea cerrar los ojos y volver a quedar inconsciente. Es tan fuerte que no puede entenderla ni tolerarla.

¿Por qué me duele respirar?

Intenta recordar quien es, porque sabe que es alguien. No puede distinguir lo que ve, solo manchas borrosas que amagan con tomar forma.

El dolor vuelve como un relámpago que amenaza con partirla. Grita y el sonido le retumba en los oídos.

Algo estaba naciendo en su interior, se arrastraba por sus venas y colapsaba en su estómago rugiendo por un hambre voraz que no se sentía capaz de controlar.

. Eliot Reed.

Ella abrió los ojos y aspiró una bocanada de aire sonora y profunda.

Esperó a que su respiración se calmara, no quería asustarla. Esme se sobresaltó cuando lo notó, y por la manera en la que lo miraba, parecía no recordarlo.

—¿Dónde estoy? —las cadenas la mantuvieron pegada a la pared, sus ojos se cerraron, podía imaginar como el sonido aun la molestaba. Procuró que su voz no fuese más que un susurro.

—¿Sabes quién eres?

Fue tan evidente que buscaba la respuesta en su cabeza. Vio el fuego encendiéndose en sus ojos grises cuando recordó...

—Si, soy Esme, me llamo Esme.

Vio muchos despertares a lo largo de su vida. Sabía todas las etapas del proceso; Primero, la pequeña muerte, donde los órganos dejan de funcionar por un segundo, para después regresar como si nada hubiera cambiado.

La parte más dolorosa era cuando la sangre se vuelve amarga y los huesos se regeneran. Son horas y horas en el que él recién iniciado solo grita sin despertar.

En la segunda etapa vuelve la calma, los sentidos ampliándose de una manera insoportable. Hasta la fase final, donde el hambre se presenta. Esme estaba por cruzar esa puerta.

—Soy Esme Jenkins Bloodworth.

—¿Y que eres?

—Soy... Una Arcadiana —su voz se volvió inestable al decirlo, como si el peso de quien era por fin volviera a ella.

—No, ya no.

Todo pesó entre ellos, lo vio en ella, en el reflejo de los años que se habían conocido, lo que pasaron juntos, y la acusación de su traición.

—¿Qué me hiciste, Eliot?

Su nombre saliendo de sus labios se sintió como una puñalada, sonaba tan destrozada. Sostuvo su mirada solo porque se lo debía, pero estaba avergonzado.

—Lo que tenía que hacer...

—Me asesinaste... ¡Tú me asesinaste! —intentó abalanzarse con sus ojos volviéndose rojos y sus caninos alargándose convirtiéndose en colmillos, tiró de las cadenas con tal fuerza que, si no estuvieran echas para su especie, las hubiera roto.

Se mantuvo sentado, Esme solo gruñía palabras inentendibles. Tal vez no era consciente de lo que hacía o de lo que quería, pero su cuerpo sí y era hora de dárselo.

Se levantó del baúl, lo abrió y observó las botellas con sangre. El calabozo estaba iluminado con una luz tenue, ideal para no lastimar sus sentidos.

Supo el momento exacto en el que su olfato lo percibió, sus movimientos se volvieron salvajes. Sin mirarla, empujó el baúl hacia ella, le dio la espalda y se fue.

Del otro lado de la puerta la habitación estaba insonorizada, pero apoyándose contra esta, le pareció seguir escuchando el sonido de su furia.

Dejarla sola se sentía mal, pero él aun recordaba su propio despertar y lo vergonzoso que era alimentarte por primera vez.

La voracidad mezclándose con la inexperiencia, la repulsión que se genera cada ciertos segundos de conciencia, cuando ves la sangre en tus manos, cuando sientes el sabor metálico en la boca... Pero luego llega el placer y solo te desesperas por un poco más como un adicto.

Era una vergüenza difícil de superar, sobre todo con otro mirándote.

Se sentó contra la puerta y esperó. Esme estaba a punto de atravesar un infierno y Eliot tomaría su mano a través de él. Porque si fue culpable de su muerte, sería responsable de que viviera. Después de todo, siempre supo que su amor por ella era egoísta... 

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Espera... ¿! Que carajos!? Eliot, ten cuidado cuando Esme se libere, suena enojada.

!Hola... Vampiritas! 😈 Halloween ya pasó pero los romances vampíricos nunca pasaran de moda ¿De que lado crees que vas a estar? Esme todavía esta por averiguarlo...

¿Quieres un spoiler? Esta historia está terminada (Por si temes empezar a leer algo sin final o con peligro de desaparición de autor). Estaré publicando día por medio mientras veo como caes irrefrenablemente en este mundo de lobos, hadas, vampiros y brujos... Ah, y los grandes enemigos, los arcadianos.

Con sinceridad...¿Qué crees que Esme le hará a su asesino cuando suelten sus cadenas? Levanto apuestas 💰...

Por cierto ¿Hay alguna Arpía por qui? ¿O ya todas se olvidaron de mí? ¿Y las perras psicóticas? Santa África las vigila...

! Comenten y pongan la estrellita O... Ah, les iba a decir que un vampiro salvaje las morderá, pero ustedes son tan perversas que seguro les gustaría. Tengo que mejorar mis amenazas, estoy oxidada, vamos de nuevo...

!Comenten y voten o la comida siempre les sabrá fea! (Bueno creo que me pase un poquito, la comida es un límite, pregúntenle a Esme si no).

Las saluda cordialmente, la líder de este clan. 






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