.

2 0 0
                                    


Ya habían pasado 3 días desde que Miriam y Riu empezaron a navegar por el mar, aun les faltaba mucho camino que recorrer, pero ya no había nada de que preocuparse. Riu era alguien muy pensador, en su tiempo libre en el barco, se la paraba pensando si algo les faltó hacer, quizás su único problema era Huss pero ese enano los quería tanto que no podría revelar información. Es que era prácticamente imposible que algo pudiera salir mal, los chicos se habían fijado de que nadie los estuviera siguiendo, y sobre ese centauro que se encontraron en aquellos baños, no parecía que hubiera estado interesado en lo más mínimo en ellos, si algo malo les llega a pasar, habrá sido mala suerte.

Miriam para matar el aburrimiento de estar todo el día en un pequeño barco, se la pasaba organizando la comida para que les durara más y no se acabe de un solo golpe, también le gustaba limpiar el navío, quizás porque verlo sucio y desordenado sería aun más deprimente. Pero definitivamente su hobby favorito era pasar tiempo con su pequeña, Riuyín y Miriam decidieron llamarla Ramira. 

-No puedo creer lo hermosa que es nuestra pequeña Ramira Gelue, es perfecta.-le decía Miriam  constantemente a Riuyín. El chico poco a poco se encariñaba con Ramira, aún asi decía comentarios desagradables de ella pero decidió que era correcto que su hija tuviera su apellido "Gelue".

-Espero que cuando crezca sea más blanca- Dijo riendo Riu mientras bebía una botella de vino, la mujer veía seria al chico cuando este hacía ese tipo de comentarios a su niña.

-No seas un cretino con tu hija, ella no necesita cambiar, es hermosa tal y como es.-Decía Miriam para defender a su hija. Riu se disculpó y siguió bebiendo, se sentía un poco culpable por darle una triste y dura vida a su hija, pero aún así se desquitaba con ella.

Pasaron las horas, ya era de noche, vieron de lejos unas luces que brillaban demasiado y que poco a poco se acercaba a ellos. Cuando esto sucedió, los chicos se encontraban cenando riendo felices con su hija, hasta que Riu se da cuenta de lo que está pasando y decide no ignorar este hecho y empezó a navegar en dirección contraria a las luces pero estas eran más rápidas y poco a poco se acercaban más a ellos. Había algo en aquellas luces que hacía que ellos se sintieran en peligro, hasta que por fin pudieron ver mejor que eran estas luces.

Atrapada en las floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora