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Los jóvenes pudieron ver que eran aquellas luces cuando se acercaron, eran otros barcos y parecía que iban tras ellos. Sospechaban que quienes los buscaban era la realeza. Estaba muy nerviosos y no sabían que hacer, no podían escapar nadando en el mar, estaba helado y también traían a una bebé en brazos. Su barco no era muy veloz que digamos, así que no pasó mucho tiempo cuando aquellos grandes barcos los alcanzaron.

-¡No se muevan o será peor para ustedes!- dijo un guardia de la realeza.

-¡Están detenidos, no hay escapatoria y entréguense de una vez!- grito otro guardia.

Riu miró asustado a Miriam, parecía como si ella estaba más calmada que él, pero aún así tenia miedo. El chico solo se puso a llorar de la frustración. Miriam no tenía planes de pasar su vida en la prisión, pero sabía que iba a ser peor si no se entregaban. Aún ellos no entendían porqué los estaban deteniendo, nunca hicieron algo malo, si decidieron escapar del cargo de príncipe y princesa, fue para que no le quitaran a su niña.

-Será mejor que nos entreguemos.- Dijo susurrándole Miriam a Riu. Él la miró triste pero sabía que tenía razón, entonces los chicos se aproximaron a uno de aquellos barcos enormes y este sacó una gran escalera y los jóvenes subieron en el con su hija en brazos. Pero apenas subieron al barco, los guardias les dieron un gran golpe en la cabeza con una botella de alcohol ambos y cayeron inconscientes  al suelo.

En la mañana siguiente, Miriam intentaba abrir los ojos poco a poco, solo veía una inmensa luz, parpadeando más, vio a Riu, después, vio a Riu y de fondo lo que parecía ser una celda de color arena. Vio como el chico se puso feliz de que ella despertara. Miriam se dio cuenta que estaba echada en una cama, hizo un poco de esfuerzo para sentarse y lo logró, siguió viendo a su alrededor y observó una pequeña ventana con barrotes al fondo, en ella salía un gran rayo de luz que iluminaba cálidamente la habitación. Observó tranquilamente aquella ventana, parecía que le daba paz, pero aquella sensación se esfumó cuando se dio cuenta que su hija, Ramira, no estaba ahí.

-Riu, ¿Dónde está Ramira?- Le preguntó preocupada Miriam. Riuyín la miró serio, no sabia que responderle pero decidió decirle la verdad.

-Ella no está aquí, le pregunté a los guardias que en donde estaba mi hija y dijeron que mientras navegábamos en el barco, nuestra Ramira había desaparecido sin razón alguna, creen que uno de los guardias la raptó pero no le dieron importancia.-

Miriam se acercó rápidamente a los barrotes de la celda, parecía muy enojada y que había perdido el control, pero era entendible. Quien sabe que habrá hecho ese enfermo con su hija, se preguntó Miriam. Cerca de su celda estaba uno de los guardias, la mujer lo vió y muy histérica le preguntó.

-¿¡DÓNDE ESTÁ MI HIJA!?- El guardia la miró y no pudo evitar sentirse un poco asustado por la reacción de Miriam, ella normalmente era una persona tranquila y pacífica, pero esta vez, era todo lo contrario.

Atrapada en las floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora