.

4 0 0
                                    


Ya casi era de noche, Miriam y Riuyín se pintaron el pelo y se lo cortaron. Ellos alistaron sombreros de paja y ropa desgastada para que los demás piensen que solo son unos simples campesinos. Una paloma blanca voló hacia la habitación en la que se encontraban los muchachos, traía una carta sellada con cera de color amarilla. Riuyín abrió la carta y se encontró con la respuesta de sus amigos.

"Esta bien Riu, aun no entiendo porqué necesitas estas cosas, pero supongo que no es de mi incumbencia. En fin, están recreadas lo más realista posible que será muy difícil que se den cuenta que son falsas, dales un buen uso, por favor. Mándale también mis saludos a Miriam, y a su pequeña hija también."

"Con cariño: Rodolphus Winnevere y Mattheo Kuller."

Dentro del sobre se hallaban sus identificaciones nuevas. Riuyín las sostenía feliz y le dio una a su esposa. Todo estaba yendo según su plan. Miriam colocó a la bebé en una canasta y la tapó con mantas. También alistaron una buena cantidad de comida y dinero y salieron de su habitación. Mientras caminaban por los pasillos, tuvieron la suerte de que alguien no se les acercara para charlar, simplemente las personas que pasaban por ahí los saludaban mirándolos un poco raro por su cabello. 

-¡Esperen por favor!- dijo con voz chillona un enano anciano vestido elegantemente. Este se acercó corriendo a Riuyín y le agarró la mano para detenerlo. Miriam y Riuyín miraron un poco enojados al enano. -No se vallan por favor, no tiene sentido irse. ¡Es muy peligroso!- Dijo nervioso el enano.

Huss, no se a que te refieres, solo saldremos a caminar cerca para tomar un poco de aire, ¿porqué haces tanto escándalo?- Dijo Miriam queriendo que se largue de una vez Huss. El enano tragó saliva, parecía tener mucho miedo y pensaba que lo que estaban a punto de hacer les costaría la vida.

Atrapada en las floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora