22. La quiero

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Todos rieron ante la acción de Berzerk y sin otro contratiempo bajaron con destino al gran patio para proseguir con el aviso sobre los programas actuales de combato. La habitación se ahogó en silencio, miré a mí alrededor por un momento, e imaginé buenos momentos: volver a ver a mis padres con la victoria entre las manos, conquistar el corazón, el alma de esa chica, ser libre y por supuesto, ser feliz. Porque... No cuesta nada soñar.

Sin embargo la realidad era otra, por consecuencia, lo que se veía venir también. Aferre mis dedos al gastado sillón, apoye la pierna sana en el suelo con fuerza, me abalancé con el único propósito de poder levantarme, incluso sentí un dolor del demonio cuando noté que la otra pierna ya estaba asentada en el firmamento. Mantuve mi respiración por algunos segundos para no caer, luego inicie a cojear con respecto a las escaleras, paso a paso. Al llegar a mi objetivo, me recargue en la pared sintiéndome algo más alivianado y bajando con cierta facilidad, cuando estuve cerca de tocar el suelo del gran patio, divise a lo lejos a Berzerk montada en una silla. Todos se acomodaban en el lugar tratando de que las palabras futuramente pronunciadas llegaran claras a sus oídos. Un chico paso otra silla al frente donde Marcus se montó, ¿qué podía decir? Con guijarros en la lengua admitía que él era la mano derecha de ella, sin duda también... También tengo que estar mal de la cabeza yo para andar pensando genialidades de él.

Sin demora, decidí permanecer al pie de las escaleras, porque a la vez me ayudaba estar recargado y no poniendo todo mi peso en las piernas, además cabe mencionar que la vista era perfecta.

—Atención hombres y mujeres que forman parte de este grupo, este clan, lugar donde compartimos el mismo objetivo; el cuál, no hace falta recordar—su tono era alto, los gestos con sus palmas la hacían ver seria y entendida—Como pueden percibir, hemos regresado de una labor muy importante para nosotros, el objetivo fue logrado, hemos destrozado los receptores de ese módulo con éxito. Sin embargo eso nos costó la vida de una persona quien muchos de ustedes conocieron.

Hubo silencio unos segundos.

"Max. Sabemos que la mayoría de nosotros no creemos en el cielo ni el infierno pero puede asegurarme de que su alma se encuentra en un lugar mejor. Dicho esto solo me queda decir con respecto a eso y hablo por todos nosotros que le estamos agradecidos a él por haber sido un gran recluta, y aún más importante; una gran persona.

Dirigiéndome a otro asunto, es mi obligación informarles lo que hemos descubierto sobre Calom. Pisará dentro de dos semanas y un día, los terrenos de Esbera, visitará una residencia asociada con los programas de las actividades primarias del estado. Dada esta información ha surgido el hecho de que es una gran oportunidad para acercarnos a Calom, con esperanza será una oportunidad para matarlo y a su vez derrocarlo."

Un multo de gritos se escucharon para luego dar paso de nuevo a las palabras de Berzerk.

—Para esto necesitaremos de la ayuda de una cantidad bastante mayor de reclutas de las que normalmente forma un escuadrón, ya que, como saben, el lugar estará bastante resguardado. Aún no hemos decidido el número de integrantes, pero quien desee unirse a esta nueva labor puede pasar al frente en este momento.

Berzerk paro de hablar. Muchos comenzaron a caminar entre la multitud para llegar al frente, yo sin duda alguna decidí pasar. Fui cojeando hacia la delantera, algunos volteaban a verme con curiosidad aunque solo eran muy pocos.

—Basta. Así ya son suficientes. Los demás que se quedarán les tendré una tarea asignada y otros ayudarán a los entrenamientos que se vendrán próximamente. Saben que no es de mi gusto perder el tiempo así que mañana iniciarán las estrategias y prácticas del nuevo combate. ¿Alguna opinión, comentario o pregunta?

"Ninguno" me dije.

—Bueno. Entonces me retiró. A los nuevos reclutas les aviso que los entrenamientos empezarán mañana a primera hora... Hasta luego chicos—bajo de la silla al igual que Marcus y la perdí en el gentío.

— ¡Hyde!

Alguien grita pero no logro reconocer la procedencia de mi llamado.

— ¡Hyde!

Volteo a todas partes pero nada. No veo nada.

— ¡HYDE!

Y aparece Michael entre las personas aun gritándome. Sentí alegría al verlo de nuevo, al ver de nuevo a mi amigo. Él se acercó y nos dimos un pequeño abrazo.

—Michael, que gusto.

—Veo que no te fue muy bien—dijo, dirigiendo su vista a mi pierna.

—Bueno, por lo menos lo logramos y se puede decir que ya estoy mejor.

Michael rió.

—El lugar fue un poco aburrido sin tus actos de presencia debo admitir.

— ¿Eso en un lenguaje normal significa que me extrañaste?

—Michael eso suena muy gay—contestó Jael apareciendo detrás de Michael.

Él hizo una mueca de afirmación y los tres reímos.

—Por cierto, ¿te presentaste como recluta Hyde?—dijo Jael con curiosidad.

—Por supuesto, no podía dejarlo pasar.

—Bueno entonces nosotros tres ya formamos parte del escuadrón—farfulló Michael entusiasmado.

—Buena—dije contento.

—Pues yo los dejo chicos, alguien me llama y no puedo perdérmele—Jael se despidió con un choque de manos y se fue al otro extremo del lugar.

— ¿No quieres ir a caminar?—propuso Michael.

—Vale.

Salimos de aquel lugar con lentitud debido a mi herida. Cojeaba paso sobre paso. Llegué a sentir que Michael se estaba desesperando con mi forma de caminar, pero qué más da.

El horario de comida había pasado y me preguntaba si comeríamos o nos esperaríamos hasta mañana. El hambre me mataba. Salimos del cuartel para dar una vuelta alrededor según Michael para distraerme un poco de todo. Se vendría mucho trabajo y al parecer este era el último día para una caminata tranquila aunque yo de caminatas ya había tenido bastante sin embargo acepte ya que esta no intuía algún propósito más que relajarse.

—Y bueno... No podrás irte sin contarme de ella—dijo en algún momento en el que el silencio se acumuló.

Yo agaché la cabeza mientras sonreía y movía la cabeza de un lado a otro. Mis manos se encontraban adentro de los bolsillos de mi pantalón. Pare un momento alzando de nuevo mi mirada y le dije.

—Solo puedo decirte una cosa.

— ¿Y cuál es?—preguntó Michael dudoso.

—La quiero. La quiero mucho más de lo que pude imaginar.



Espero les haya gustado el capítulo. Les apuesto que ya extrañaban a Michael -u- pues yo si.

Ya saben que si les ha agradado, su voto y/o comentario me alegraría mucho.

¡Gracias por leer! Bonita tarde. ♥

BerzerkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora