Para Camille, las paredes de la habitación parecían estrecharse a su alrededor, asfixiándola lentamente. Sin embargo, ella mantenía una sonrisa forzada en su rostro, como una máscara que ocultaba su creciente inquietud. Los representantes de los otros reinos no dejaban de acosarla con preguntas acerca de su futuro reinado. "¿Qué piensas hacer con la mercadería de los pueblos vecinos?", "¿Realmente sientes que estás preparada para todo esto?", "Querida, con todo respeto... ¿Vas a cambiar tu vestimenta para gobernar o seguirás vistiéndote como una simple princesa?"
Habían pasado tres días desde que descubrieron la existencia de un infiltrado en el reino. La familia real de Emberfell no dejaba de estar en alerta constante, vigilando a cada uno de los invitados. Todos podían ser sospechosos, pero echar a todos del pueblo sería demasiado evidente. Solo faltaban tres semanas para el casamiento de Finneas y Camille... pero ¿esperarían a que el desastre se desatara para resolverlo? Ese pensamiento no dejaba de rondar en la mente de la futura reina, consumiéndola lentamente.
El sonido de la puerta abriéndose sacó a Camille de sus pensamientos. Era Claudia, su hermana menor, quien entraba con una mirada divertida, ajena a la tensión que Camille intentaba ocultar.
-¿Qué haces aquí encerrada? –Inquirió, lanzando una mirada asqueada a la habitación en desorden. Luego, con evidente diversión, agregó-: Camille, bien podrías estar durmiendo en un nido de comadrejas por el estado de tu habitación...
Claudia avanzó con precaución y comenzó a apartar algunas prendas del suelo con la punta del pie, provocando una mueca en su hermana mayor.
-¿Podrías dejar de hacer eso? Es mi ropa. –Dijo Camille, visiblemente estresada por la actitud juguetona de su hermana.
-Oh, disculpadme, Su Majestad –Respondió Claudia en tono de burla actuando una reverencia, aunque en su rostro relucía una chispa de diversión. Sin embargo, para Camille no le resultaba gracioso en absoluto.
-Por Dios, Claudia, ¿a qué has venido? ¿O acaso entraste solo para patear mi ropa? –Dijo Camille, mientras se incorporaba de la cama con un suspiro impaciente.
-Ya estaban en el suelo cuando entré... no me culpes; solo intento abrirme paso entre semejante caos. –Claudia reprimió una sonrisa al ver la expresión agotada de su hermana mayor y añadió entre risas- En fin, vengo a decirte que nuestra madre enloqueció... no para de gritar tu nombre y mencionar de una reunión con los mercaderes.
Camille se quedó petrificada al oírlo.
-¡La reunión en el pueblo! –Abrió los ojos en un destello al mismo tiempo que Claudia levantaba una prenda rosada del suelo con una expresión divertida.
-Oye... ¿esto es... un calzón tuyo? —dijo Claudia, examinando la prenda con curiosidad y sonriendo divertida.
-¡La reunión! ¡Por la misericordia divina, qué descuidada! —exclamó Camille, levantándose apresurada.
-Oh, no serás tan inapropiada... –Respondió Claudia entre risas, ante el comentario tan refinado de su hermana-. Aunque, si fuera tú, apresuraría el paso... No me sorprendería que, si no estás en el salón en diez minutos, ocupes la tumba de nuestro padre antes que él.
-¡Claudia! –Recriminó Camille con severidad ante el comentario morboso.
-¡Lo siento, lo siento! Solo bromeaba –Dijo Claudia con una sonrisa mal disimulada.
Sin más dilación, Camille salió de la habitación, resignada a enfrentarse a la posible ira de su madre, una interminable reprimenda y, seguramente, a un día agotador y lleno de tareas en el pueblo.
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Ojalá - Billie Eilish
FanfictionSituada en una epoca antigua, la realeza de Emberfell marca un pacto con Nordia, la familia O'Connell. ¿Que pasara cuando este compromiso tenga dificultades para seguir adelante?