Ladrón

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Advertencias:

- Se menciona la muerte de dos personas.

- Aunque Des lo controla bastante rápido, hay una situación que se podría considerar el inicio de un ataque de pánico.

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Siguió a Apollo y a Athena hasta el vestíbulo de entrada porque también estaba interesado en lo que Filch pudiera decir, pero mayormente fue para no tener que pasar más tiempo a solas con Fulbright.

Fueran imaginaciones suyas o no, el hecho era que después de pasar un periodo prolongado interactuando con él empezaba a sentir este... malestar, la sensación constante de que algo no era como debía ser, de estar tratando con algo que parecía humano, pero no lo era*.

Era escalofriante.

Había mantenido la compostura durante toda la investigación, después de todo, Fulbright era su escolta y el detective a cargo, pero no podía negar lo aliviado que se había sentido al ver a los dos jóvenes abogados entrando en la Sala del Zorro*.

Por supuesto, Apollo había estado sorprendido de verle y, aunque se le había notado en la cara que entendía que el que él estuviera ahí quería decir que estaba del lado de la fiscalía, había estado más que contento en interactuar con él y ponerlo al corriente de los sucesos más recientes en su círculo familiar (y seguía asombrándole que tuviera uno de esos).

Por su parte Athena, si bien complacida de volver a verlo, estuvo más ocupada en su sorpresa de enterarse no solo de que era un preso sino, en mayor medida, de que Apollo estuviera en términos tan casuales con "una eminencia en el mundo de la arqueología" (palabras de la joven, no suyas). Lo cual había derivado en una especie de competencia de incredulidad, ya que, aparentemente, Apollo jamás se había enterado de cuan reconocido era dentro de su campo mientras que Athena no podía creerse que llevara meses conociéndolo y no supiera lo que a ella le parecía de lo más básico.

Con la energía de esos dos en el ambiente* le fue fácil relajarse.

Pero se había relajado demasiado.

Se dio cuenta de la ausencia de la cadena ni un segundo después de que se la quitara del cuello, pero eso ni siquiera debía haber sido. Había bajado la guardia y las consecuencias de ello habían sido inmediatas.

Atrapó el brazo de Filch a mitad del aire en un agarre dolorosamente apretado del que ni siquiera era consciente.

- Devuélvelo en este instante - exigió, apenas registrando las palabras que salían de su boca. Toda su atención en la falta del anillo, en el hecho de que ese ladrón sinvergüenza bueno para nada se lo había quitad-

Ya fuera por el dolor o por el tono amenazante que sin duda había utilizado, Filch soltó un aullido y su agarre alrededor de lo que había robado se volvió laxo. Esa fue la única razón de que no le rompiera el brazo en tres sitios distintos como deseaba, porque tan rápido como lo había agarrado lo soltó para atrapar la cadena y el anillo antes de que pudieran impactar contra el suelo, ¿Qué si el anillo se rompía? ¿Qué si se dañaba algo en el mecanismo interno? ¿Podría repararlo? ¿Qué si no podía? Era todo lo que le quedaba, era el único recuerdo tangible que tenía de su esposa e hija, de Carina y Amy, no podía perderlo, no podía perderlas, no otra vez, otra vez no, por favor, no otra vez no, porfavorotraveznootraveznononoNO-

Había una pared de flamas delante de sus ojos y humo en sus pulmones y las sirenas de los bomberos ahogaban cualquier otro sonido y-

No.

En lugar de cerrar sus ojos, se obligó a abrirlos aún más y a observar lo que tenía delante: Las escaleras que llevaban a los pisos superiores de la mansión, su imagen difuminada por las lágrimas que no sabía cuándo le habían llenado los ojos. No había fuego en ningún lado.

The Long Road To Something Called FreedomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora