Oliver Bearman x Kimi Antonelli
Kimi siempre fue ese chico que observaba desde las sombras, el amigo incondicional que se quedaba detrás de la cámara, tomando fotos mientras el resto de sus compañeros de clase se divertían.
En el instituto, todos conocían a Oliver Bearman: Su vecino del frente, el chico popular, alto, con esa sonrisa que hacía latir el corazón de todas las chicas. Era un líder por naturaleza, el capitán del equipo de fútbol, y siempre tenía una gran multitud de amigos a su alrededor. Y luego estaba Kimi, alguien que se sentaba solo en las gradas mientras Oliver brillaba en el campo.
Pero, a pesar de las diferencias, había algo entre ellos. Un secreto compartido, aunque no pronunciado en voz alta. Kimi se había dado cuenta de que Oliver siempre lo miraba. No con los ojos de un amigo, sino con una mirada que hacía que su corazón se acelerara. A veces, cuando él pasaba cerca, Kimi sentía como si el mundo se desvaneciera por un momento, como si solo existiera Oliver y él.
El problema era que Oliver estaba con Arthur, otro chico perfecto. Arthur era todo lo que Kimi no era: popular, extrovertido, siempre en el centro de la atención. En las fiestas, Arthur y Oliver se veían como una pareja de cuento de hadas, y aunque Kimi trataba de convencerse a sí mismo de que no debía meterse en esa relación, no podía evitar sentir que no encajaba en su mundo.
Una tarde de otoño, mientras todo el mundo se preparaba para el tan esperado baile de fin de curso, Kimi se encontró con Oliver fuera del gimnasio. Él había estado discutiendo con Arthur, y Kimi, casualmente, estaba pasando por allí. Oliver lo vio, lo saludó con una sonrisa triste.
—Hola, Kimi —dijo, apoyado contra la pared, como si el peso del mundo estuviera sobre sus hombros.
—¿Todo bien? —preguntó el italiano, sabiendo que la situación no era sencilla. Aunque ellos nunca hablaron mucho fuera del entorno escolar, siempre había un entendimiento mutuo.
—No... Arthur y yo... no estamos bien —confesó él, mirando al suelo—. Pero, no sé... todo esto se siente tan complicado. A veces creo que lo que quiero está justo frente a mí, pero no sé cómo darle forma a todo esto...
Kimi lo miró sorprendido, y por un segundo, el mundo pareció detenerse. Tal vez él Británico estaba hablando de el. Tal vez, por fin, había llegado el momento en que la distancia entre los dos se reduciría.
—A veces, lo que buscamos no está donde pensamos, Oli —dijo Kimi, con una serenidad que no sabía que tenía.
Oliver lo miró por un largo momento, como si estuviera viendo a alguien nuevo, alguien que siempre había estado ahí, pero que ahora se mostraba con una claridad inesperada.
—Creo que tienes razón —dijo Bearman, y sin pensarlo más, dio un paso hacia el, como si el destino lo hubiera empujado a hacerlo. —Kimi, me doy cuenta de algo. Siempre has estado ahí para mí. Nunca te vi de la manera en que ahora te estoy viendo.
Kimi sintió que su corazón latía con fuerza, como si todo su mundo hubiera cambiado en una sola conversación.
—Pero... ¿y Arthur? —preguntó, aunque en el fondo, su corazón le decía que esa historia estaba llegando a su fin.
—Es cierto que estaba con el —admitió Oliver —, pero lo que sentía por Arthur no es lo que siento por ti. Tú siempre has sido mi amigo, mi apoyo. Nunca me has pedido nada a cambio. Tú me entiendes, Kimi, y eso es lo que siempre quise. No puedo seguir fingiendo que todo está bien cuando mi corazón me dice otra cosa.
En ese instante, Kimi sintió como si las palabras se desvanecieran y todo lo demás se desmoronara. No había necesidad de más explicaciones. Solo sabían lo que querían. Estaban juntos en eso, en el mismo momento, finalmente alineados.
Esa noche, en el baile, Oliver no llegó con Arthur. En su lugar, caminó hacia el Italiano, y le tendió la mano con una sonrisa genuina.
—¿Bailas conmigo? —preguntó, mientras todas las miradas del Salón estaban sobre ellos
Kimi, sorprendido pero feliz, aceptó sin dudarlo. Mientras la música los envolvía, ambos bailaron al ritmo de su propio amor, un amor que siempre estuvo allí, pero que ninguno de los dos había reconocido hasta ese momento. En ese instante, sabían que finalmente estaban donde pertenecían.
Oliver acerco su boca hacia el oído de kimi y sin parar de bailar, suavemente le susurro"Definitivamente tu perteneces a lado mío"
Esas tiernas palabras de Oliver, hicieron que Kimi se volviera loco de la felicidad, había encontrado a su chico de en sueños
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Poemas (Taylor's Version)
Romansapequeñas historias de diferentes ships, basadas en canciones de Taylor Swift