Capítulo 6

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Samaria:

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Samaria:

El silencio en la habitación se hizo insoportable, solo interrumpido por el crepitar de los últimos pedazos del mapa consumiéndose en las llamas.
El hombre parecía inmóvil, pero la tensión en su cuerpo era palpable, como si una fuerza oscura lo estuviera empujando al límite. Sus ojos llenos de furia se clavaron en mi padre, que permanecía de pie, desafiante pero tembloroso.

Con el corazón latiendo a toda velocidad, observaba con terror la expresión del hombre. Sabría lo que vendría después, lo sentía en el aire, en la forma del que el hombre apretaba los dientes y sus manos temblaban de irá contenida.

Y entonces como si el mundo se hubiera ralentizado, el hombre saco su espada. El sonido metálico al desenfundarla hizo eco en el cuarto, y el brillo del filo reflejaba la luz del fuego. La intención era clara; iba a matar a mi padre. El hombre que había quemado el mapa, su única pista hacia la joya.

Sin pensarlo, me lance hacia adelante, poniéndome entre el hombre y mi padre, con los brazos extendidos para detener el golpe. Los ojos de mi padre se abrieron de par en par, pero no podía detenerme. No podía dejar que mi padre muriera por algo que ya había empezado a enteder.

—¡No lo hagas!—grite con desesperación, con mi voz llena de súplica—. ¡Por favor, no lo mates!

El hombre se detuvo, su espada a unos centímetros de mi cuello. Me miró con una mezcla de sorpresa y frustración, como si no pudiera creer que alguien tuviera la audacia para interponerse entre él y lo que quería. Pero mis ojos no se apartaron de los suyos. Sabía que estaba jugando con fuego, pero no podía dejar que mi familia por lo que estaba en juego.

—Sí quieres el mapa —mi voz temblorosa pero decidida—, ya no lo tienes. Pero yo... yo lo estudie. Lo vi antes de que lo quemaran. Se lo que estas buscando.

La habitación se quedó en completo silencio. Los ojos del hombre se entrecerraron mientras me observaba, evaluando si lo que decía era cierto o solo un intento desesperado por salvar a mi padre. Pero mantuve la mirada fija en él, a pesar de que mi corazón estaba a punto de salirme del pecho.

—Puedo guiarte hacia donde quieras ir— añadí con voz firme—. Pero por favor, deja a mi familia en paz. No les hagas daño. Tómame a mí en su lugar.

El rostro del hombre era una máscara de dureza. Parecía dudar un momento, sus pensamientos seguro eran una tormenta de irá y decisiones sin salida. Su espada todavía estaba levantada, lista para hundirse en alguien. Sin embargo, mis palabras habían sembrado una pequeña chispa de interés.

—¿Por qué debería creerte? —murmuró su tono lleno de desconfianza—. Has visto el mapa, pero ¿qué me asegura que no estás mintiendo para salvar a tu padre?

Trague saliva, sabiendo que solo tenia una oportunidad.

—No ganaría nada mintiéndote. Sino te guió, lo perderás todo. Pero si confías en mí, te llevaré donde necesitas ir. Encontrarás lo que buscas. Solo pido que mi familia quede fuera de esto. Ellos no tienen nada que ver.

El primer oficial, que había estado observando en silencio, dio un paso adelante, pero el hombre levantó la mano, indicándole que no interfiriera. El hombre bajo lentamente su espada, pero no la enfundó. Me observaba como si estuviera intentando descifrar si era realmente tan valiente o una joven desesperada.

Finalmente, tras lo que pareció una eternidad, el hombre asintió con un movimiento lento.

—Te llevaré conmigo — dijo con su voz cortante—. Pero si me traicionas o me haces perder el tiempo, no habrá lugar en este mundo donde puedas esconderte.

Asentí rápidamente, el alivio inundando mi cuerpo. Sabía que estaba haciendo un trato peligroso, pero no tenía otra opción.

—No te traicionaré —prometí sin apartar mi mirada de él.

El hombre bajo por completo la espada, y su mirada se desvió hacia mi padre, que seguía sin moverse, pálido como la cera. La tensión aún no había desaparecido del todo, pero por ahora su vida estaba a salvo.

—Vas a venir con nosotros —ordenó el hombre con voz baja y firme—. Y más vale que estés diciendo la verdad.

Asentí sabiendo que en ese momento mi vida y la de mi familia dependían de como manejara lo que venía. La aventura que tanto habia imaginado, ahora me atrapaba en una realidad mucho más oscura y peligrosa.

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Hola, ¿cómo se encuentran?

Hoy les traje un nuevo capítulo, aunque se que es muy corto, perdonen en este no me inspiré tanto jaja

No tengo mucho que decir, solo que odio los lunes.

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Por hoy eso es todo.

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