VII.

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Mackenzie se encontraba algo nervioso por su peligrosa tarea que le había encomendado Ernest... así, para calmar su tensión, habló con el caballero que transportaba

- Buenas noches... cómo está?

- Muy bien... gracias, y usted?

- Bien... bien

- Que bueno... aunque no se me haría raro, pues tiene una muy bella esposa

- (algo nervioso) oh... jajaja, no... ella no es mi esposa... hasta hace poco que nos conocemos...

- Oh... entiendo, disculpe el malentendido

 Ante este momento, parecían estar incómodos... pero luego, el señor rompío el hielo

- Cómo se llama?

- Yo soy Mackenzie Premoróv-Douglas, pero si gusta, solo llameme Mackenzie...

- Es usted ruso? (sorprendido)

- Pues sí... y británico... escapé junto a parte de mi familia de la Revolución rusa...(algo triste)

- No me imagino lo duro que fue... te entiendo, solo puedo irme de aquí con mis dos hijos... a mi esposa se la llevaron ayer los de las S.S. y nunca volví a saber de ella... (en eso miraba a sus hijos dormidos en sus brazos)... ellos son lo único que me queda de ella... son su reflejo...

Mackenzie recordó con mucha tristeza la escena en donde perdió a su madre y hermana... miró a los pequeños y le recordó la imagen de su padre con Katia y él rumbo a Inglaterra después de la muerte de Sveta...

Tras esa sensación, todo el auto estaba en total silencio... solo se escuchaba afuera ráfagas de viento que golpeaban suavemente las ventanas, y el sonido del potente motor... mientras salían de Berlín, todo parecía calmado... no había nadie... todo estaba invadido por una soledad extraña...

Mackenzie decidió por tomar vías alternas a las nacionales de Alemania para evitar algún control de las S.S. que estaban realizando con el fin de detener aquel "enemigo de la nación" que decida escapar

- Nos tomará algo de tiempo... pero es el camino más seguro para llevarlos a Suiza...

- Muchas gracias por lo que hace por nosotros...

En eso se despierta uno de los pequeños que iban en el vehículo

- Papi... (despertándose) ya llegamos?

- No cariño... aún falta mucho camino... vamos por Coswig

- Agh... mejor me vuelvo a dormir... (dijo bostezando para volver a quedarse dormida)

- Jaja... disculpa... normalmente no salíamos de viaje hace mucho...

- No... tranquilo... me recuerda a mi hermana... y usted a...

- A su padre?

- Sí

- No diga eso... apuesto a que su papá es mejor que yo

- No... usted es un gran padre... lo que hace por sus hijos, siempre el bien para ellos...

- Lo mismo su papá, señor Mackenzie...

- Sí... lo mismo...

- Cuenteme un poco más de usted... qué hace en Alemania?

- Pues... antes de todo este caos... me enamoré de este país... terminé mis estudios en Inglaterra y me vine a trabajar en misión diplomática a Berlín en la Embajada...

- Ahí conoció a Ernest?

- No... al señor Campbell ya lo conocía antes... él es un amigo muy cercano a mi padre... en especial cuando estuvimos en Alemania... él ayudó a mi papá a establecer contacto con Rusia para saber algo de mi madre... y mi otra hermana...

En "Besos" de GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora