One-shot [Katsudeku]

El omega mas mimado

Gente bella tengo muchos más one-shot pero por temas de censura no los puedo subir por aquí.

Así que si no encuentran alguno lo encontraran en mi In - kitt me pueden encontrar allá como Mari0netta 

—Volveré en un par de horas Izuku—. Dijo Katsuki calzándose los zapatos en la entrada de su apartamento.

—Noo Kacchan—. El pecoso se quejó detrás de él. —Quédate en casa conmigo—. Izuku hablaba con un puchero en los labios y un sonrojo en las mejillas.

—Bebé ya habíamos hablado de esto solo estaré a unas cuadras de aquí en el bar con Kirishima—. El puchero en el omega se acentuó aún más.

—Pero...

—Cariño, solo serán un par de horas, ve alguno de tus documentales de All Might y cuando termine estaré de vuelta—. El rubio lo besó suavemente. —Le prometí a Kirishima salir esta noche—.

Izuku se quedó callado mirando el suelo, sin decir nada más y el alfa aprovechó para salir del apartamento.

Katsuki avanzó por las calles en dirección al bar en el que había quedado de encontrarse con su mejor amigo mientras pensaba en lo mimado que se había vuelto su omega en los últimos meses.

Izuku tenía ya seis meses de embarazo y desde un inicio había tomado su baja por maternidad tomando el rol administrativo en la agencia que tenían en conjunto, y Katsuki entendía perfectamente que se sintiera frustrado porque no podía desempeñarse como héroe, por lo mismo trataba de que siempre estuviera bien y cómodo.

Pero en los últimos meses el pecoso estaba mucho más mimado, constantemente le pedía comidas raras al rubio por sus antojos, siempre estaba pidiendo ser perfumado con las feromonas de su alfa, pero por sobre todo le gustaba estar todo el día a su lado.

Y Katsuki siempre le daba en el gusto, por ello había hablado con él desde hacía unos días de que iba a salir con Kirishima el viernes por la noche, como para prepararlo, porque el pelirrojo parecía un perro abandonado desde que se había peleado con Denki y este ahora estaba en una misión en Korea.

En otras circunstancias el rubio hubiera mandado a volar a su amigo y le hubiera dicho que esperara a que Denki volviera para arreglar todo, pero últimamente el pelirrojo andaba tan deprimido que había logrado ablandar el duro corazón de Katsuki.

—¡Bro! Que bueno que llegaste—. Gritó Kirishima desde una esquina del bar.

—Veo que ya empezaste, cuánto llevas aquí—. El rubio había notado ya el sonrojo y los ojos brillantes en la cara de su amigo.

—Solo un rato—. Dijo encogiéndose de hombros.

Katsuki se sentó a su lado, pidió una cerveza a una de las camareras y entabló una conversación con su amigo escuchándolo quejarse de sus penas de amor.

Sin embargo, apenas había tomado un sorbo de su cerveza cuando escuchó un fuerte grito.

—¡Kacchan! Ven a casa que tengo hambre—. Izuku estaba parado en la entrada del bar con su pijama de frutillitas y sus adorables pantuflas de gatitos. —Ven o le diré a mamá Mitsuki ¡ahora!—. Dijo dando un tierno pisotón en el suelo.

Katsuki no podía creer el espectáculo que estaba montando su omega, ya se esperaba lo que dirían los medios de comunicación, pero había cierta parte, más bien su alfa interior, que lo encontraba terriblemente tierno.

—Mierda, ¿viniste hasta aquí con esa panza solo para llevarme a casa cuando solo llevo 10 minutos fuera?—. Preguntó el rubio aun con su cerveza a medio camino de la boca, sintiendo como ya se ablandaba su corazón por su omega.

—Bro, definitivamente dormirás en mi casa hoy—. Dijo el pelirrojo echando más leña al fuego.

—Cállate mierda, me voy con él—. Dijo poniéndose de pie, llegando hasta Izuku, le limpió las lágrimas que caían por sus mejillas y terminó llevándoselo a casa de la mano.

—Jaja mi amigo es un superman—. Murmuró Kirishima cuando la pareja ya estaba demasiado lejos como para escucharlo.