Deseos pendientes

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Eran alrededor de las 2 de la madrugada y Katsuki e Izuku estaban sentados uno al lado del otro en un vacío vagón de tren. El rubio agradecía que el servicio de trenes funcionara las 24 horas del día, porque en el estado que estaba le era imposible manejar su automóvil sin quedarse dormido al volante.

Y el pecoso a su lado iba en las mismas condiciones que él, solo bastaba ver el enorme bostezo que deformaba su bonito rostro.

—Kacchan, cuando lleguemos a casa quiero que me folles —dijo el peliverde con la mayor determinación que su cansado cuerpo le permitía.

—¿Acaso no estás cansado? —preguntó el rubio mirando a su novio como si estuviera loco.

—Si, lo estoy, pero por fin tenemos tres días libres después de dos meses y en lo único que puedo pensar es en sexo —Katsuki rodó los ojos conteniendo una risa.

Porque eso también era en lo que estaba pensando en hacer con su amado novio, pero claro una vez se hubieran bañado, comido y dormido una buena cantidad de horas.

Y es que ambos habían estado dos meses sin parar en su trabajo de héroes, su agencia (Wonder duo agency) había sido  solicitada para atrapar a un grupo de yakuzas, y entre planear una buena estrategia, reuniones con otros pro heros, días y noches de encubierto y vigilancia, habían pasado dos meses hasta esa noche en donde atraparon a dichos delincuentes y por fin podían tener unos cuantos días de descanso.

Katsuki se fijó en los letreros luminosos del vagón que la próxima estación era en la que tenían que bajarse para llegar a su apartamento, por lo que pasó un brazo por los hombros de Izuku y lo ayudó a ponerse de pie.

Si fuera por él mimaría al peliverde hasta el hartazgo, Izuku se había esforzado mucho durante esos dos meses y por sobre todo esa noche, entendía que casi se estuviera quedando dormido de pie.

Cuando llegaron al apartamento, el lugar tenía un poco de olor a encerrado, ya que ninguno había estado allí casi en una semana por lo que tenían que limpiar con urgencia, pero Katsuki lanzó ese pensamiento para después, ahora solo quería una ducha y la comodidad de su cama.

—Kacchan...cama —murmuró el pecoso lanzando sus brazos por sobre el cuello del rubio.

—Oh no, primero vamos a limpiar ese culo apestoso —dijo Katsuki nalgueando el trasero que tanto le gustaba. E Izuku solo pudo hacer un enorme puchero al verse rechazado.

—El tuyo también está apestoso —dijo emprendiendo camino al cuarto de baño, después de sacarle la lengua. 

Rápidamente se ducharon, quitándose toda la suciedad del día con agua caliente que relajó tanto sus músculos como sus mentes. Una vez terminaron el rubio salió para cepillarse los dientes y ponerse un pijama.

—Sal luego Zuzu o te arrugarás —gritó por sobre el ruido del agua saliendo del baño.

—Es la primera vez en dos meses que tomo una ducha sin tener que correr, saldré cuando esté tan arrugado como una pasa —le devolvió el grito Izuku.

Katsuki se carcajeó, le encantaba cuando su novio se ponía en modo mocoso cuando no le daban en el gusto, era de las pocas veces en donde el pecoso pedía atención a gritos.

Una vez en su habitación el rubio se puso un chándal y una camiseta para dormir, y tomó tanto su teléfono como el de Izuku para ponerlos a cargar y apagar todas las alarmas que los pudieran despertar. Después se lanzó a la cama con un suspiro de satisfacción. 

Lo que no se esperó fue que Izuku apareciera en la puerta del baño vestido únicamente con su camiseta de calavera favorita.

Katsuki sintió su sangre correr de inmediato, al ver las largas y musculosas piernas de su novio, y como la prenda solo cubría lo necesario por delante solo para dejar a la imaginación y al recuerdo de Katsuki lo que había debajo.

Izuku se acostó a su lado con su lindo trasero pecoso empinado al descubierto, Katsuki apretó los labios, en otro momento se hubiera lanzado sobre su novio y lo hubiera follado hasta que ambos no recordaran ni su nombre, pero ahora solo bastaron unos cuantos segundos en los que el rubio se calmaba para que el pecoso se quedara dormido.

Esta vez el rubio sonrió con cariño y tapó a Izuku con las mantas para que no pasara frío y descansara bien.

—Kacchan...fóllame —murmuró casi inentendible el peliverde con la cara enterrada en la almohada y moviendo su trasero bajo la manta.

Katsuki tuvo que reprimir una risa y se acercó a besar los revoltosos rizos del amor de su vida.

—No te preocupes cariño, lo haré, mañana no tendrás tiempo para nada más que para saltar en mi polla —susurró el rubio a su dormido novio.

One-shot [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora