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RUBY ESTABA SENTADA EN LA ESQUINA de la cafetería del estudio, jugando con la taza de café entre sus manos, su mente completamente absorta en el caos de emociones que sentía. Emily y ella habían dado un paso importante, uno que Ruby aún estaba tratando de procesar. Pero la tranquilidad que sentía junto a Emily se desvanecía cada vez que pensaba en Malachi.

Malachi había sido un pilar en su vida. Su relación había sido algo constante en medio de toda la incertidumbre de su carrera y sus emociones. Sin embargo, en los últimos días, Ruby había sentido cómo esa estabilidad se tambaleaba. Malachi había notado los cambios en ella, y no era alguien que evitara confrontar las cosas.

Cuando Malachi apareció en la cafetería, su expresión seria le confirmó a Ruby que la conversación que había estado temiendo finalmente llegaría. Se sentó frente a ella, sus ojos oscuros buscando respuestas.

—Ruby, tenemos que hablar —dijo Malachi con voz firme, aunque contenida.

Ruby asintió, su estómago se retorcía de ansiedad.

—Lo sé —murmuró, evitando su mirada.

Malachi se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en la mesa.

—He notado que estás diferente. Dime, ¿es cierto lo que escuché? ¿Hay algo entre tú y Emily? —preguntó, su tono duro pero con un matiz de vulnerabilidad.

Ruby sintió que el aire se le escapaba. Sabía que debía ser honesta, pero el miedo a perder a Malachi, a lo que significaba en su vida, la paralizó.

—No... No es cierto —respondió finalmente, forzando las palabras a salir de su boca. Su corazón se hundía con cada palabra, pero el miedo a lo desconocido era más fuerte.

Malachi frunció el ceño, su mirada se endureció.

—¿De verdad, Ruby? Porque no parece eso. Has estado distante, como si tuvieras algo que ocultar.

Ruby apretó la taza con más fuerza, tratando de mantener la compostura.

—Malachi, te juro que no pasa nada. Emily y yo somos solo amigas, como siempre.

Malachi se reclinó en su silla, observándola con detenimiento.

—Espero que me estés diciendo la verdad, Ruby. Porque si no lo haces, eso cambiaría todo entre nosotros.—dijo el viéndola fijamente.

Ruby sintió un nudo en la garganta, pero asintió de nuevo, incapaz de mirar a Malachi a los ojos.

—No hay nada más, te lo prometo.—murmuro.

Malachi se levantó, todavía con una expresión de desconfianza.

—Está bien, Ruby. Pero si algo cambia, espero que tengas el valor de decírmelo.

PERFECT LIARS | Ruby Rose Turner Donde viven las historias. Descúbrelo ahora