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DÍAS DESPUÉS DE LAS Conversaciones con Nadia y Kylie, tanto Ruby como Emily llevaban consigo la carga de sus decisiones. Ruby, llena de dudas y miedos, aún se aferraba a la esperanza de reconquistar a Emily, mientras que Emily intentaba centrarse en su relación con Malia y en ser fiel a sí misma. Sin embargo, el peso de los sentimientos no resueltos parecía perseguirlas a ambas.
Una tarde en el set, Ruby se topó con Emily en uno de los pasillos, sin Malia a su lado. La tensión entre ellas era palpable, y Ruby sintió que esta podría ser su última oportunidad para hablar con sinceridad.
—Emily, por favor —dijo Ruby, su voz suave pero llena de urgencia—. Necesito que me escuches.
Emily respiró hondo, tratando de mantener la compostura. Había intentado evitar esta conversación, pero sabía que tarde o temprano tenía que suceder. Asintió, sin decir nada.
—Sé que he cometido muchos errores y que te hice daño. No estaba lista para enfrentar mis sentimientos, pero ahora… ahora entiendo lo que realmente significas para mí —dijo Ruby, con los ojos llenos de sinceridad—. Me da miedo, Emily, pero no puedo seguir huyendo. Te amo, y quiero que lo intentemos.
Emily la miró en silencio, sus pensamientos un torbellino de emociones. Las palabras de Ruby eran las que siempre había querido escuchar, pero algo dentro de ella se resistía. Recordó lo que Kylie le había dicho, y se dio cuenta de que tenía que protegerse, de que no podía permitirse volver a ser lastimada.
—¿Y cómo sé que no volverás a tener miedo, Ruby? —preguntó Emily, su voz más fría de lo que pretendía—. ¿Cómo sé que esta vez vas a elegirme de verdad?
Ruby tragó saliva, consciente de que no podía prometerle certezas, pero desesperada por intentarlo.
—No puedo darte una garantía, Emily. Solo puedo decirte que estoy dispuesta a intentarlo, a enfrentar lo que sea, contigo —susurró Ruby, sus ojos fijos en los de Emily—. Solo necesito que me des otra oportunidad.
Emily bajó la mirada, sintiendo el peso de sus propias emociones. Aunque quería creer en Ruby, no podía ignorar lo que había pasado ni olvidar el dolor que le había causado.
—Ruby, me importas, pero... no sé si puedo pasar por esto otra vez —respondió con un tono triste, pero firme—. Estoy con Malia ahora, y con ella no tengo que preguntarme si me elegirá o si me ocultará. Ella me hace sentir segura, me valora.
Las palabras de Emily fueron como una estocada en el corazón de Ruby. Había llegado demasiado tarde, y la realidad de perderla por completo comenzaba a hundirse en ella.
—Entiendo… —murmuró Ruby, sus hombros caídos y su mirada apagada—. Solo quiero que seas feliz, Emily, aunque sea con alguien más.
Emily respiró hondo, tratando de mantener la compostura. No quería lastimar a Ruby, pero tampoco podía traicionarse a sí misma.
