Hua Cheng, un mafioso astuto, tiene dominado el bajo mundo de la ciudad: La ciudad roja.
Xie Lían, un policía determinado y un poco torpe, se ha propuesto atraparlo sin importar el costo.
A medida que se acercan, descubren secretos que los vinculan...
Los días en la masión de Hua Cheng se habían convertido en una tormenta de emociones para Xie Lian. Cada mañana despertaba con la misma pregunta que resonaba en su mente: ¿Que hacia realmente allí? La realidad lo golpeaba como un rayo. Como policía, sabía que debía mantenerse alerta, pero había algo en Hua Cheng que lo atraía de una manera que desafiaba su sentido del deber.
Miró hacia la ventana de su habitación. Observaba como la vibrante ciudad se extendía ante él, llena de luces y sombras. Xie Lian se sentía atrapado entre dos mundos: uno que prometía justicia y otro que ofrecía un tipo de vida que nunca se había considerado. La imagen de Hua Cheng, elegante y carismatico lo perseguía. Había un magnetismo en él que era dificil de ignorar, una calma en su presencia que lo hacia sentir como si estuviera a púnto de caer en un abismo de emociones.
Se rascó su cabeza suavemente, estaba confundido, no debía olvidar su deber. Sabía que estos ultimos días se había acercado a Hua Cheng con la finalidad de conseguir más información que lo llevara a la perdición, pero, lo único que estaba logrando era buscar su propia perdición.
Estaba olvidando los verdaderos motivos del porqué estaba allí y se estaba entregando al deseo de perimitirse hablar libremente con su objetivo.
Puede sonar demasiado loco, pero comenzaba a creer que Lluvia Carmesi no era lo que todos pintaban... No, eso esta mal. Tiene que terminar con él cueste lo que cueste. De todas maneras, aun no sabía la razón del por qué lo tenían allí en esa jaula de oro. Debe ser una trampa.
Debe ser una trampa...
Pero la forma en la que se llevaban era tan acogedora, que lo hacian querer tener su "amistad" por mucho tiempo.
—¿Que demo...?— Se agarro más fuerte su cabeza y la dejo caer frente a la mesita de café en donde estaba sentado.
"Ya Xie Lian, ve y dile a tu superior que dejaras el caso porque te encariñaste con tu objetivo" Pensó mientras rodaba los ojos.
Tomó el pequeño espejo que reposaba en la mesa y vio su reflejo.
—A ver, oficial— Dijo mientras repasaba sus razgos. Su cabello estaba recogido en una cola baja, dejando caer sus flequillos a su cara. En ese momento tenía puesto un saco cuello tortuga color beige y un saco ligero encima color café claro—. Concentrate, ¿que pasa contigo? Tu no eres así y menos con casos asi de importantes...
En ese momento, alguien abrió la puerta con brusquedad, sobresaltando al chico dentro de la habitación.
—Oh, mis disculpas, debí haber golpeado— Dijo el chico, que venía bien vestido y con su particular mascara.
—No se disculpe, Señor Yin Yu— Xie Lian ondeo su mano.
—Le he dicho que "Señor" esta por demás— Comentó con un leve sonrojo—. Venía a decirle que puede pasar a tomar algo al comedor.
—Oh, en ese caso, muchas gracias Yin Yu, estaré ahí en un instante.
Y sin más que decir, el señalado dio una reverencia y se retiró.
—Dios... Todo esto es muy extraño— Volteó a mirar su reflejo una vez más y con disgusto tumbó el espejo a la mesa.
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