Después de la tarde en Tigre, la conexión entre Franco y Julieta se hizo más fuerte, se volvieron a juntar otras dos veces y hablaban mucho por telefono, ambos sabían que algo especial había comenzado. Pero Juli también sabia que Franco tenia que volver a Europa para continuar con su entrenamiento y las carreras. Cuando llegó el día de su vuelta para Europa, Julieta se encontraba despidiendolo en el aereopuerto, sin saber exactamente cómo manejar el torbellino de emociones que sentia.
JULIETA CUEVAS
—¿Entonceess?—le pregunte, tratando de sonar relajada.
Franco sonrio, con una mirada segura.
—Juli, esto no se termina acá. De verdad quiero intentarlo —dijo en voz baja—. Quiero que te quedes en mi vida, aunque sea en la distancia. Prometeme que nos vamos a escribir y que, si puedo, vuelvo lo antes posible.
Asenti, sintiendo que las palabras me quedaban cortas para expresar lo que sentia. Después de unos minutos, Franco me volvio a tomar de las mejillas y me beso la comisura de los labios.
...
Los días siguientes estuvieron llenos de mensajes y videollamadas, aunque la diferencia horaria no siempre facilitaba las cosas. Franco de vez en cuando me llamaba después de sus entrenamientos o en momentos libres entre entrevistas y reuniones, y yo obvio siempre estaba lista para contestarle.
Una noche, después de una semana sin mucho contacto, me suena una notificación en el celular.
Franco💟
Tengo un hueco en media hora, ¿hacemos videollamada? Necesito verte, ya me olvide como era tu sonrisa.
también necesito verte :( me va genial
Y así fue, en media hora estabas recibiendo una videollamada, con el nombre de franco en la pantalla.
—¿Estás despierta a esta hora? Pensé que ibas a estar durmiendo —dijo, con un tono de sorpresa.
—No podía dormir. Además, sabía que ibas a llamarme, y no iba a perderme la oportunidad de verte.
Franco soltó una risa suave y se acomodó, cruzando los brazos sobre la mesa frente a él.
—¿Viste? Ya me conocés demasiado. Me preocupa —jodio, haciéndose el misterioso—. Aunque, ¿sabes? A veces creo que ya te extraño antes de despedirnos. Es como si esta llamada me durara muy poco.
Sus palabras me hicieron sonreír.
—Bueno, eso tiene solución, ¿no? —dije, riéndome suavemente—. Podes hacer las valijas y volver acá. Así no tendríamos que hablar por telefono.
—Tentador, pero no puedo perderme tantas carreras —respondió con una sonrisa de medio lado—. Aunque no lo creas, ¡te llevás la mejor parte! Acá el clima es horrible y me tengo que levantar a las cinco para entrenar.
Se inclinó hacia la pantalla, y en un tono más bajo, agregó:
—Pero si lo pienso bien, capaz valdría la pena el sacrificio.
Solte una carcajada, y el ruido de mi risa le arrancó una mirada genuinamente feliz.
—No digas esas cosas, que me ilusiono —le dije, poniendo una cara triste.
—¿Y si las digo en serio? —respondió sin perder la sonrisa, aunque en sus ojos había un destello más serio—. ¿Sabés qué? La próxima vez, en lugar de tanto mensaje, vamos a hacer algo especial.
Franco empezó a planear en su telefono una lista de lugares en Buenos Aires donde me quería llevar la próxima vez que nos veriamos: un par de cafés, su lugar favorito en Palermo, y hasta un restaurante donde, según él, hacían la mejor pizza del mundo.
—Así que, cuando vuelva, tenés que estar lista para un tour completo. Nada de decir que estás cansada o que tenés mil cosas que hacer, ¿ok? —dijo con tono de advertencia, aunque se notaba que estaba bromeando.
—Voy a preparar las zapatillas más cómodas que tenga, entonces —respondiste, siguiéndole la joda.
Él asintió, satisfecho.
—Ahi va. Y mientras tanto, prometo ir pensando en algún truco para que esta distancia no se sienta tan larga.
Cuando finalmente llegó el momento de cortar la llamada, Franco me miró por última vez y suspiró, como si no quisiera cortar la conexión.
—Gracias por bancarme en esta—dijo, mirándome con ternura—. En serio. No sabés lo mucho que significa para mí saber que estás ahí, esperando.
—Gracias a vos, por hacer que todo esto valga la pena.
Franco sonrió y se despidió con un guiño.
—Voy a estar contando los días, ¿sabes? Prometo llamarte muy pronto, aunque me odien los de mi equipo.
Cuando la llamada se cortó, te quedaste mirando la pantalla, todavía con una sonrisa en el rostro y el corazón latiendo rápido. La distancia dolía, sí, pero cada charla con él hacía que todo valiera la pena.
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secreto | franco colapinto
Fantasy"lo de nosotros e' un secreto, que nadie se entere.. ante el mundo somo' amigo y lo hacemo' a escondido" franco colapinto lenguaje argentino