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Con el tiempo, los días se hacían cada vez más largos sin tener a Franco cerca. Las videollamadas se mantenían, pero a veces se volvían interrumpidas por sus compromisos de último minuto o por los cambios de horario en sus entrenamientos. Lo esperaba con paciencia, tratando de enfocarmee en mis cosas, pero siempre pendiente del próximo mensaje, del próximo llamado. Sin embargo, las semanas seguían pasando, y la distancia se volvía un peso constante.

Uno de esos días, mientras estudiabas, recibiste una notificación en el celular. Era una video o de Franco en una entrevista, donde claramente se notaba que el se la quiso chamuyar.

tragué saliva, tratando de no reaccionar demasiado. "Es normal," pensé, intentando racionalizarlo. Franco era una figura pública, y era lógico que la gente quisiera estar cerca de él. Sin embargo, la ansiedad empezó a crecer. Aunque él siempre me había asegurado que yo eras la única con la que quería estar, no podías evitar sentirme insegura.

Al día siguiente, le escribí un mensaje, queriendo desahogarme.

Franco💟

Franco, no quiero ser pesada, pero siento que todo esto se está volviendo más difícil de lo que pensaba. Veo fotos, escucho comentarios... y sé que tenés que estar allá, pero a veces me cuesta mucho no sentir que me estoy quedando atrás.


Te entiendo, de verdad. Sé que esto no es fácil y no quiero que te sientas así. No hay un solo día en que no piense en vos y en cómo sería tenerte acá. Dame una chance de compensarte cuando vuelva. Prometo que vamos a encontrar una manera de que esto funcione.

Sus palabras me dieron tranquilidad momentánea, pero a medida que las semanas pasaban, la inseguridad seguía acechando en el fondo de mi mente.


[...]

FRANCO COLAPINTO

Cuando termine de entrenar todo lo que era físico, decidi llamar a Juli.
La extrañaba mucho.
Así que me acosté en la cama y la llame.

—hola linda—dije ni bien atendió.

—holaa—dijo un poco desanimada.

Yo la mire raro.

—¿Qué pasa? Sentís que algo está mal, ¿no?

Senti como suspiro, tratando de esconder algo que era imposible.

—Franco, sé que te preocupás y que hacés todo lo posible por estar presente, pero no puedo evitar sentir que estoy en una especie de limbo —confiesa—. A veces siento que tu vida allá sigue avanzando y que yo me estoy quedando en pausa, esperando.

Asinti, escuchándola con seriedad.

—Entiendo. Y, te soy sincero, yo también siento esa presión de no poder estar ahí. Ojalá pudiera dividirme en dos y estar en ambos lugares a la vez —dije, sonriendo un poco—. Pero, ¿sabés qué? A veces pienso que todo esto es solo una prueba para nosotros. Como si el universo nos estuviera preguntando cuánto realmente queremos que esto funcione.

Se queda en silencio, como si estuviera procesando mis palabras.

—Quizás tenés razón. Pero ¿qué pasa si esta distancia se vuelve demasiado? —pregunta, con una leve mirada de preocupación.

Él te miró a los ojos a través de la pantalla, su expresión se volvió seria y llena de convicción.

—Entonces hacemos lo imposible para encontrar una solución. No quiero que esto termine solo por la distancia. Prefiero luchar y buscar la manera de que podamos estar juntos, aunque sea por tiempos cortos —respondió, su voz llena de determinación—. Y si algún día las cosas se complican demasiado, al menos sabremos que dimos todo lo que teníamos para hacer que funcione.

secreto | franco colapintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora