Pandemónium

Parte 9 - ¡Cumpleaños!

♪♫"Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños Christ Wytte, Feliz cumpleaños a ti" ♫♪ 

-Maldita sea, es la abuela como siempre tocando a la puerta de mi cuarto, y yo estoy aquí con mi nueva cabellera larga y enredada, y estos senos que de la nada aparecieron, no me puede ver así.

-¡Abre la puerta grandulón! Hoy es tu cumpleaños y tenemos que celebrar, Christ, hijo, traigo tu pastel favorito, las velas están por consumirse y tienes que pedir tu deseo.

Molesto pienso que mi maldito deseo de cumpleaños sería no estar dentro de este cuerpo. Respondo con lo primero que pienso -No puedo abrir por ahora abuela, estoy desnudo así no puedes entrar. Y para colmo, soné tan femenina que mi voz parecía que soy quien gravo la nota de "buzón de voz para alguna compañía telefónica" mi abuela responde sorprendida e intrigada...

-¿Hay alguien más contigo? digo, porque tengo pastel para ambos.

-Sí abuela, digo, señora Wytte, soy Caitlyn la amiga de Christ. -Diablos, esto no va a funcionar, no sabía que más decirle ni tampoco podía seguir mintiendo ni escondiéndome toda la vida de ella.

-Caitlyn, pues suenas un poco distinta, dice la abuela.

Me dirijo a abrir la puerta y mi abuela confundida dice: 

-Para ser Caitlyn eres totalmente diferente a ella, se asoma al cuarto intentando buscarme y al no ver rastro de mí le digo la verdad.

-Okay, abuela soy yo Christ, mira trataré de explicarlo, no sé si sea un sueño o si esto es la vida real pero pasó algo que ni siquiera sabía que podría suceder, ¡ME CONVERTÍ EN MUJER!, listo, lo dije. 

-¿Pero de qué me habl....

-No sé cómo pasó pero así fue, entre al cuarto de mamá, cayo un rayo, perdí el conocimiento por un momento y por alguna razón cuando reaccioné ya era la chica que soy ahorita. -Mi abuela me veía con una cara de duda y mis palabras sonaban tan baratas e incrédulas que ni siquiera un niño de preescolar me creyese, es más, ni yo mismo me la creo.

No pude más y me solté en llanto cubriendo mi cara con mi manos delicadas y suave, y mi abuela al ver que llevaba puesto el anillo que encontré en la caja musical que supongo es de mi madre, dejó caer el pastel de sus manos y gritando.

-¿Qué haces con ese anillo puesto? ¿Por qué te metiste al cuarto de tu madre cuando te lo prohibí? ¿Por qué bla bla bla?

Eran muchas preguntas y yo no daba ninguna respuesta, no sabía lo que sucedía, nunca había visto a la abuela tan molesta ni tampoco me había regañado de esta manera y yo no hacía otra cosa más que llorar y pensar una y mil cosas, me sentía devastado y asustado ¿Qué sucederá después? Creo que mi vida esta arruinada.