19|『TOQUES INDEBIDOS』

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-Ari, ¿prometes que siempre estaremos juntos?

Se encontraban en el patio de la mansión, segundo lugar favorito de Andrés. El día se ve soleado y se siente cálido,como lo eran los días en Argentina Buenos Aires; un árbol enorme encima de sus cabezas los tapa con sus delicadas hojas de aquella estrella amarilla que se encuentra en medio del cielo. Ari  decia que aquella estrella se parece a los ojos de Andrés y que a través de las manchitas en su cara, puede ver toda una galaxia entera.

Las flores hacen un vaivén de movimientos por la brisa que cruza por el lugar; el dulce aroma de estas inundó las fosas nasales de ambos y por un momento, se olvidaron de lo que eran; sus nombres no existían; sus pasados desaparecieron,y ahora solo sentían la brisa y el dulce aroma de las plantas.

-Lo prometo pequeño.
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-¡Andrés, ven para acá!-un desesperado Ari corre detrás del pequeño tratando de alcanzarlo, pero el psicópata debe admitir que es bastante rápido.

-¡Es solo una foto, Ari!-el castaño llega hacia el living y se coloca en frente del sillón enorme, logrando que este los separe mientras sostiene con firmeza el celular en su mano.

Ari no lo diria pero, podria morir cada vez que Andrés le sonríe de esa manera, tan gracioso y a la vez tierno.

-¿Justo cuando estaba en el baño y haciendo el numero dos, decides sacarme foto?-se inclina un poco para apoyarse en sus rodillas e intenta regular su respiración de tanto que corrió, porque literalmente aquel pequeño demonio hizo que corriera por toda la mansión.

-Es que te veias tierno haciendo fuerza-un pequeño puchero logra verse en sus labios-¿salió la caca, cariño?

-Voy a matarte-y así, corre lo más rápido que puede y logra saltar por encima del sillón, logrando de esta manera alcanzarlo para dejarlo sin escapatoria. Envuelve el cuerpo de Andrés con sus fuertes brazos y luego de unos segundos baja sus manos hacia la cintura de este mismo, solo con la intensión de alzarlo y tumbarlo sobre el sillón, quedando sobre su cuerpo-borra la foto.

-No lo haré, déjame tener recuerdos de esta mansión cuando volvamos.

-No-responde fríamente.

-Te daré lo que quieras si me dejas conservarla.

-No quiero que la conserves, quiero que la borres.

-Pero solo la veré yo, ¿recuerdas que estoy muerto y que no puedo compartir fotos, videos etc?-rueda sus ojos y luego sonríe de costado.

-Ah, tienes razón-suelta pequeñas risas, dejándolo apareciar esa bonita sonrisa-entonces la puedes conservar-y sin agregar algo mas, Ari une sus labios despacio,sin prisa, disfrutando de aquel simple toque que tanto aman sentir.

-Mmh-susurra el pequeño sobre sus labios, lo que logra hacer sonreir a Ari porque sabe perfectamente a que se refiere con eso, ya que luego sintió la mano pequeña y calida de Andrés colarse debajo de su remera.

-Eres un travieso.

-Lo soy-responde Andrés con orgullo mientras empieza con su trabajo de sacar lentamente la remera del más alto, para que luego, siga con su propia ropa, quedando desnudos en solo segundos.
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-¿Tu me hechizaste verdad?-pregunta Ari con sus ojos entre cerrados mientras observa a Andrés sentado en el suelo, allí en una de las esquinas del dormitorio sin hacer absolutamente nada, pero para el más alto, eso ya era demasido tierno.

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