Ben sonrió con amabilidad, intentando no parecer demasiado intimidado, cuando dos figuras más comenzaron a surgir de las profundidades del valle. Las nuevas sirenas avanzaban con gracia y miradas coquetas, sus sonrisas astutas revelando una clara intención de divertirse.
—¿Y este quién es? —dijo una de ellas, de piel trigueña y ojos claros, lanzándole una mirada interesada a Ben mientras le daba un leve empujón en el hombro. La otra, de rasgos asiáticos y ojos brillantes, se acercó con una risita, deslizando su mano delicadamente sobre el brazo de Ben.
— Perfecto — murmuró irritada — Mirana, Cleo, ¿Que quieren? — rodó los ojos.
La asiática sonrió falsamente— tan dulce como siempre Mélodie — dijo sarcástica.
— Gracias — susurró con una amabilidad falsa y Ben la volteó a ver con una sonrisa confundida, no entendía mucho porqué estaba tan altanera.
—Vaya, Mélodie, no sabíamos que tenías amigos tan... interesantes —ronroneó Cleo, ladeando la cabeza con una sonrisa que dejaba en claro sus intenciones.
Ben se rascó la nuca, nervioso y sin saber bien qué hacer, aunque intentó mantener la compostura. —Bueno, yo... Es un placer conocerlas, Cleo, Mirana —dijo, esbozando una sonrisa cortés, aunque sus mejillas comenzaban a colorearse. Mirana soltó una risita coqueta y se acercó un poco más, observándolo con curiosidad.
—Dime, ¿eres algún tipo de príncipe? ¿O un Dios Griego? —preguntó Mirana, alargando la última palabra y mirándolo a los ojos. Ben soltó una risa nerviosa, notando que ambas lo miraban como si fuera un objeto de curiosidad exótica.
—Algo así —contestó con modestia, intentando desviar la mirada.
La de ojos claros sonrió y mordió su labio — No creí que hubieran chicos tan guapos en La Isla, deberías venir más seguido al Valle.
Mélodie, al ver la escena, frunció el ceño y cruzó los brazos, intercambiando miradas de fastidio con Ava y Zarina.
Zarina la miró con gracia conociendo su cara, pronto explotaria.— Es un lindo lugar, si — habló Ben en ese tono amable que tenía — creo que sería bueno seguir viniendo, no sabía que esto estaba aquí
— y ahora que lo sabes — Cleo puso la mano en la mejilla e hizo que la mire — ¿Te gusta lo que ves?
Finalmente, incapaz de contenerse más, Mélodie se acercó y soltó en tono irritado:
—¡Ya basta! ¡Fuera de aquí, sanguijuelas! —exclamó, dándole un manotazo en la mano haciendo que suelte a Ben—¿No tienen otra cosa que hacer? ¡Vayan a coquetearle a alguna piedra en el fondo del mar!
Cleo y Mirana se miraron entre sí con sonrisas burlonas, no haciendo mucho caso al enojo de Mélodie.
—Ay, vamos, Mélodie, no seas tan posesiva, debes aprender a compartir—dijo Mirana, con voz melosa y un toque de sarcasmo—. Además, el principito parece estar disfrutando de nuestra compañía, ¿no es así? —le lanzó una mirada a Ben, que solo logró ponerlo aún más nervioso.
—Sí, tal vez deberías relajarte un poco, ¿no? —agregó Cleo, soltando una risita burlona y lanzándole una mirada petulante a Mélodie. — sé más educada.
Mélodie apretó los puños, claramente irritada, y las fulminó con la mirada. —¿Relajarme? ¡Lo que necesito es que ustedes desaparezcan de aquí antes de que me arrepienta de ser tan educada!
Cleo y Mirana rieron una vez más, lanzando un último vistazo juguetón a Ben antes de que, finalmente, se sumergieran en el agua, desapareciendo en las profundidades.
Cuando por fin se fueron, Mélodie soltó un resoplido y comenzó a murmurar, aún furiosa. —¡Sanguijuelas... sirenas con el cerebro de una almeja...! —murmuraba entre dientes, mientras Ava y Zarina la observaban con una mezcla de diversión y complicidad.
Ben, quien había estado conteniendo la risa, no pudo evitar soltar una carcajada. —¿"Sanguijuelas"? —repitió, mirándola con una sonrisa divertida.
—¡Es que no soporto cuando vienen y actúan como si todo el mundo les perteneciera! —exclamó Mélodie, todavía molesta, pero notando la expresión divertida de Ben, que solo la hizo sonrojarse levemente. — además, ¿Que te comparta? ¿Se creen que eres un objeto?
—Gracias por defenderme de esas sirenas descaradas. — bromeó el rey..
Mélodie lo miró por un instante, con una mirada claramente seria. —No lo hice por ti —murmuró, desviando la mirada, aunque sus palabras no sonaban tan convincentes como esperaba. — lo hice porque son unas insoportables... Y las ahogaría si pudiera — murmuró.
Ben no pudo evitar sonreír con obvia gracia.
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𝓟𝓮𝓽𝓲𝓽𝓮 𝓢𝓲𝓻𝓮𝓷𝓮 - 𝐁𝐞𝐧 𝐁𝐞𝐬𝐭𝐢𝐚
FantasyMadeline, una chica dulce y de espíritu libre, creció en la Isla de los Perdidos como hija de Lefou y Morgana, una sirena del País de Nunca Jamás. Aunque la vida en la isla estaba llena de desafíos y rodeada de villanos, Madeline siempre conservó su...