Satoru Gojo y Suguru Geto, se enfrentan el emocionante desafío de la paternidad. Con la llegada de su primer hijo, sus días se llenan de risas y caos. A medida que navegan por esta nueva etapa, aprenderán a equilibrar su relación y responsabilidades...
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Era una tarde tranquila en casa cuando Suguru y Satoru notaron que Kaito estaba inusualmente inquieto, explorando más de lo habitual. Sus manitas se aferraban a la mesa baja del salón mientras intentaba ponerse de pie, tambaleándose con esa torpeza encantadora de un niño pequeño. Satoru observaba con una sonrisa de orgullo, pero también con una pizca de ansiedad, listo para intervenir si era necesario.
Kaito, determinado, seguía aferrado a los bordes de los muebles, levantándose y cayendo repetidamente. Cada vez que caía, fruncía el ceño y murmuraba algo parecido a un "papá" mientras miraba directamente a Suguru. Este último sonreía, agachándose a su altura para animarlo con ternura.
—Vamos, pequeño, tú puedes —le decía Suguru, con la voz suave, extendiendo los brazos para ofrecerle apoyo si lo necesitaba.
Satoru, con los brazos cruzados y un toque de dramatismo, observaba con una mezcla de indignación y cariño. Después de todo, Kaito seguía llamando "papá" solo a Suguru y ni una sola vez había dicho "papi" para referirse a él.
—No puedo creerlo —murmuró Satoru, fingiendo un suspiro ofendido—. ¡Después de todo lo que he hecho, aún no me dice "papi"! Y encima le das tus primeros pasos a Suguru...
Suguru se rió suavemente, mirándolo con una sonrisa burlona. —Tal vez deberías intentarlo tú, Satoru. Kaito solo necesita un poco de motivación extra.
En ese momento, Satoru se inclinó hacia Kaito, poniéndose a su altura con una expresión determinada. —Vamos, Kaito. Di "papi" —lo animó, pronunciando la palabra lentamente— Pa-pi.
Kaito lo miró con esos grandes ojos curiosos, como si estuviera procesando la solicitud. Luego, balbuceó algo que sonaba más a un "pa-pa", pero su mirada seguía fija en Suguru.
—¡Eso es trampa! —Satoru se quejó con dramatismo— ¡Otra vez me ignoraste, Kaito!
En ese momento, tocaron la puerta y, antes de que Suguru pudiera ir a abrir, Itadori y Megumi entraron al salón. Ambos saludaron alegremente, y al ver a Kaito dando sus primeros pasos, se emocionaron.
—¡Wow, el pequeño Kaito ya camina! —exclamó Itadori, acercándose rápidamente para verlo más de cerca.
Megumi sonrió, con un brillo de orgullo en los ojos, aunque su expresión era más reservada. —Está progresando rápido. Pronto te dará más dolores de cabeza, Gojo-sensei.
Satoru le lanzó una mirada a Megumi y respondió con una sonrisa confiada. —Oh, estoy preparado para cualquier cosa. Además, Kaito es un genio, igual que yo.
Itadori soltó una risa, mirando a Satoru con diversión. —¿Un genio? Apenas dice "papá" y solo se lo dice a Suguru-sensei.
Satoru suspiró, resignado, y luego se volvió hacia Kaito. —Vamos, Kaito Di "papi" No me dejes quedar mal frente a tus tíos.
