𝗌 𝗂 𝗑

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𝗅 𝖺 𝗋 𝖺

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𝗅 𝖺 𝗋 𝖺

𝗛𝗔𝗖𝗘 𝗨𝗡𝗔𝗦 𝗛𝗢𝗥𝗔𝗦 𝗟𝗟𝗘𝗚𝗔𝗠𝗢𝗦 𝗗𝗘𝗟 circuito con Mar y ya nos encontrábamos en el hotel. Estábamos en su habitación acostadas sin hacer nada, literal. Igual yo muchas ganas de hacer algo no quería, solo quiero dormir, dormir y dormir.

Franco no dejaba de mandarme mensajes, desde que me fui estaba re denso con los mensajes y a cada rato pensaba si llegaba a venir hasta el hotel, pero todavía no paso nada. A Martina no le conté nada de lo que ví y pasó, iba a ser al pedo y no quería pelearme con ella.

──¿Querés salir un rato? ─me pregunta Mar de la nada y saco la mirada de mi celular para mirarla─

──¿Dónde? ─frunzo el ceño─

──No sé, qué sé yo. A salir a comer, ¿te parece? ─se encoje de hombros─

Tarde unos segundos en acceder, pero me puse a pensar que era mejor salir y despejarme que a angustiarme en una habitación.

──Dale, sí amiga ─sonrió y vuelvo mi mirada al celular al escuchar que sonó─

Obviamente era Franco, pero no le di bola y volví a mirar a Mar porque me habló.

──Pero no vamos solas ─sonríe sin hacer ver sus dientes y yo ya sabía que significa esa sonrisa─

──¡Martina! ¡Cierto! ¡Me hiciste acordar, boluda! ─salto de la cama de golpe, haciéndola asustar un poco a la morocha─

Ella se ríe sabiendo a lo que me refería.

──Dale, deja de hacerte la boluda. Cómo es eso que te desapareces y ¡estabas con tres pilotos de la Fórmula 1! Sos peor que un nene chiquito, ni un segundo sola se te puede dejar ─me rió y de apoco se ponía roja, siempre le pasaba eso cuando algo le daba vergüenza─

──¿Quién fue el chusma, eh? ─bloquea su celular y se acomoda en la cama apoyando su espalda en el respaldar─

──Lando, justo te estaba buscando y apareció ─digo algo obvia y larga algunas risas─

f o r e v e r . franco colapintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora