𝗌 𝗂 𝗑 𝗍 𝖾 𝖾 𝗇

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𝖿 𝗋 𝖺 𝗇 𝖼 𝗈

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𝖿 𝗋 𝖺 𝗇 𝖼 𝗈

𝖺 𝗅   𝗈 𝗍 𝗋 𝗈   𝖽 𝗂 𝖺   𝗆 𝖾   𝖽 𝖾 𝗌 𝗉 𝗂 𝖾 𝗋 𝗍 𝗈  por el sonido de mi alarma, todavía con los ojos cerrados me estire hasta la mesita de luz y la apague, sin ganas de moverme de la cama. Doy una vuelta y con mi mano empecé a buscar a Lara, al sentirla abrí lentamente mis ojos.

Me quedé un rato mirándola y apreciando como dormía profundamente. Apesar de sus pelos desparramados y el maquillaje un poco corrido, en mis ojos se seguía viendo tan hermosa.

Al darme cuenta que la castaña no escucho la alarma y todavía seguía durmiendo, me acerco a ella para después darle besos por toda su cara y abrazarla por la cintura.

──Lari... ─la llamo cerca de su oído─ Lala, despertate ─empiezo acariciar su espalda y no daba señales de nada─

Al ver que la castaña no omitia ningún moviento o sonido, pego un suspiro moviéndola un poco y logré que abra los ojos, pero a los segundos los vuelve a cerrar.

──¡Lara! Despertate, nos tenemos que ir ─le doy un último beso en la mejilla─

──¿Qué, Franco? Tengo sueño ─dice dándose vuelta para el otro lado y tapándose con la sabanas hasta la cabeza─

──Yo también tengo sueño, pero hay que irnos ─intento sacarle las sábanas de encima, pero vuelve a subirlas hacia su cabeza─

──No quiero ──

──Bueno, te quedarás sola. Yo me voy ─me levanto de la cama para después ponerme mi ropa interior y dirigirme hacia el baño─

Pero antes de entrar, vuelvo hablar.

──Levántate Lara, dale ─la miro y veo como niega con la cabeza─

──No quiero te dije ──

Rió entrando finalmente al baño y darme una ducha. Al terminar y salir, veo que la castaña estaba dada vuelta con los ojos abiertos, mirándome.

──Me das miedo así ─largo una carcajada y empiezo a buscarme ropa─

──Mejor entonces ─la miro por detrás y me estaba sacando el dedo del medio, a lo que yo hago lo mismo─

Largamos una carcajada al mismo tiempo y seguí buscando la ropa que me iba a poner. Cuando ya me decidí, me cambié rápido y acomode un poco el pelo, tenía los rulos para cualquier lado. Al girarme, veo que Lara se volvió a dormir y me acerco a ella.

──Amor, dale. Despertate ─la agarro de los muslos arrastrandola hacia mí y pego un saltito del susto despertándose, pero la castaña vuelve a dormirse sin problema─ ¡Lara, la puta madre! ─rió y veo como se estaba riendo en silencio─

f o r e v e r . franco colapintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora