INTRODUCCIÓN.

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¿Chico nuevo?

Las miradas eran como la nicotina que le daba euphoria a su miserable vida. El sentir la sensación electrizante de los ojos expectantes sobre él, era por lo único que agradecía estar vivo y poder sentir a carne viva el asombro que causaba en los demás cuando lo veían pasar.

Solo es uno más del montón, pero para quienes tenían el placer de sus repugnantes ojos poder posar en él, era como ver a un hijo del pecado pasearse entre ellos como un estudiante más.

Más que todo eso, la manera peculiar de él atraía a las personas como mosca al cadáver.

Sus ojos grandes que podían atravesar el cráneo con una sola mirada, su esbelta y fina figura, siendo tan alto como modelo, y demasiado escuálido para su estatura, haciéndolo ver frágil y delicado como una mariposa, más sus labios pronunciados y rosáceos, siendo el inferior el más prominente.

Sus abundantes pestañas largas y blancas como copos de nieve, como si los angeles hubieran dejado besos en sus párpados, sin dejar de mencionar sus iris azules como el cielo que le daban aún más ese toque fantasioso y irreal.

Pero por sobre todo eso de su apariencia, existía el tabú que a todos les causaba tanta fascinación, que a pesar de ser algo poco común en la calle, les jodía a las personas el cerebro cuando de pronto se sentían fuera de sí al encontrarse pensando que se veía malditamente atractivo... Cuando usaba sus faldas con mallas.

Ver con sus banales ojos la piel pálida y pulcra de sus piernas esbeltas y largas. Tener la mísera oportunidad de perder la cordura al ver a un hombre usando esa vestimenta, que le hacía mierda el cerebro.

Satoru Gojo había llegado al mundo con un solo propósito, y era arruinarle la vida a quien lo veía por más de diez segundos.

Él amaba ser admirado, sentir la atracción de los demás hacia él, gustarle a personas tontas al verle su bonita carita. Se sentía demasiado orgulloso al observar las expresiones de las personas cuando él pasaba a su lado.

Era narcisista y no pensaba ocultar ese hecho a nadie.

Solo existían en el planeta tierra dos chicos que se habían resistido a él, y son sus mejores amigos; Sukuna, un pelirosa más bajo que él y con una pésima personalidad, siendo aún más puto de lo que su carita divina demostraba. Le gusta mucho todo lo que tenga que ver con informática y tecnología, llegando a meterse en situaciones ilegales por lo mismo.

También estaba su otro amigo Toji, un pelinegro, él único de los tres que es cuerdo y con sentido común. Es muy bueno en clases, siempre siendo una persona tranquila y calculadora, extremadamente tierno en algún aspecto que pocos notan por sobre su fachada de chico frío.

Los había conocido de una manera un tanto vergonzosa, porque había intentado ligarse con ellos, sin saber que uno es hetero y al otro le gusta otra persona.

Se había equivocado ferozmente ante las miradas de ellos, creyendo que estaban interesados en él, siendo todo lo contrario e hiriendo de manera horrible su ego.

Luego de ese accidente siguieron de manera muy extraña en contacto, hasta que un día por casualidad del destino colisionaron los tres en el almuerzo y para su suerte se llevaron muy bien al instante.

Claro, hasta que llegaría el día que dejaran de ser solo dos personas las cuales no cayeron ante él.

Ese día había llegado.

"¡Satoru!"

El grito de quién sea que haya sido captó la atención del aludido que al instante se detuvo y miró hacia esa dirección donde había venido esa voz.

church ; sugusato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora