CAPITULO 2

33 4 0
                                    

︶ ⏝ ︶ ୨୧ ︶ ⏝ ︶

"Reprenderlos."

Siguió su rutina de siempre.

A diferencia de sus compañeros de universidad, él seguía viviendo con sus padres, así que apenas terminó la jornada regresó a su casa, se duchó y cambió de ropa para bajar al comedor donde lo esperaban sus padres.

Se sentó en la mesa, erguido y con sus manos cruzadas en su regazo. Su corazón latía un poco más rápido que de costumbre, no quería parecer nervioso pero sus acciones lo delataban.

No podía evitarlo luego de lo ocurrido en los casilleros con ese travesti. Quizás se había quedado pensando demasiado en eso y es que no podía quitarse la imagen mental de ese chico afeminado, eso lo hacía sentir culpable y asqueado, no quería presentarse así frente a sus padres.

¿Qué lo llevó actuar así? Pensaba sin reparo, tenía curiosidad de porqué era así ese travesti, pero por su criterio decisión ignorar completamente sus sentimientos.

Que Dios se apiade de él. Aunque le gustaría ayudarlo a tomar el camino correcto y cambiarlo, no podía hacer eso, no se atrevería al menos que quisiera un golpe en la cara.

"¿Como te fue, hijo?" Preguntó su padre, rompiendo su burbuja personal. Lo miró de reojo y luego agachó la cabeza, escuchando de fondo como su madre se movía por la cocina mientras ponía los platos sobre la mesa y servía la cena.

"B-bien."

"¿Hiciste amigos? ¿Le predicaste la palabra de Dios?" Indaga, sus penetrantes ojos miran al chico a través de sus anteojos y este se tensa ante esa pregunta.

No le gustaba tener que hablar o adoctrinar a otros. Conoce bien a los jóvenes de su generación, y no eran fanáticos de ser sermoneados, y aunque le encantaría hacerlo, y ayudarlos a entrar en razón, prefería evitarse un puñetazo por metiche.

"No... No hice amigos."

La mujer y el hombre se quedan en silencio al escuchar la respuesta de su hijo, se miraron mutuamente con una expresión indescriptible. Suspiraron con decepción y siguieron en lo suyo.

"Lo haré cuando tenga oportunidad, papá." Dice en un intento de aligerar la tensión en el aire. Sabía lo demandantes que eran, desde que era niño notó que ellos tenían toda su confianza en él, no quería desilusionarlos por nada en el mundo.

"Eso espero. Deberías llevar tratados a la universidad y esparcirlos por el edificio a todos. ¿No es buena idea esa, amor?" Sugiere mientras mira a su esposa, la cual asiente en reconocimiento al escuchar eso.

"Me parece una muy buena idea, cariño. Nuestro hijo será un buen medio para guiar a esos pecadores al camino correcto."

El pelinegro aprieta sus manos en puños al escuchar como sus padres decidían por él, no podía hacer nada al respecto más que asentir y sonreir suavemente, la esquina de su labio temblando ligeramente.

Debería olvidarse de la vergüenza por ahora, debe ser respetuoso y honrar a su padre y su madre como lo dictaba la Biblia, si quería ir al reino de los cielos. Si su propósito en esta vida era predicarle la palabra de Dios a sus compañeros eso haría.

"Suguru."

Se estremeció al escuchar a su padre llamarlo con su nombre, siempre lo hacía para regañarlo o reprenderlo por equivocarse, cosa que no sucedía muy a menudo ya que se rompía la cabeza para nunca hacer algo malo por mínimo que fuera.

Por ese motivo siempre era tachado de perfeccionista empedernido.

"¿Si, papá?"

"¿Viste alguna persona de esas?"

church ; sugusato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora