ICE [SIRIUS BLACK]

cuarenta y cuatro

Violet daba vueltas alrededor del salón de los Lupin. Le sudaban las manos, le temblaban los dedos, y sentía que las piernas le iban a fallar en cualquier momento. Era una sensación terrible que había sentido más de una vez, pero ahora era por una razón totalmente distinta: no iba a ser castigada por sus padres, iba a salir en una cita con Sirius Black. 

—Cálmate.—Le dijo Remus.

—Es muy fácil decirlo cuando tú no vas a tener una cita con el primer chico del que te has enamorado.—Dijo ella, sentándose en el sofá. Remus se sentó a su lado y la miró, sabiendo que iba a seguir hablando— Aunque en realidad no sé por qué estoy nerviosa. Quiero decir, él ya está enamorado de mí, es una de las pocas cosas de las que estoy segura, aunque sigo sin saber por qué. Y, aunque técnicamente es nuestra primera cita, se podría decir que ya hemos tenido una 'no-cita' en Hogsmeade. No entiendo nada, Rem.

Remus sonrió levemente y soltó una pequeña risotada.

—Me encanta verte así, ¿sabes? Siendo tú, no ese... ese proyecto de persona perfecta que tus padres crearon. Es normal que estés nerviosa, es lo que pasa cuando estás enamorado. Seguro que a Lily le pasa lo mismo cuando tiene citas con James. Y seguro que a mí me pasará lo mismo cuando tenga pareja. No es algo que tengas que entender o no, deja de buscarle una explicación a todo. Simplemente... siente, déjate llevar. Fluye.

—No estoy segura de saber hacer eso.

Remus rio otra vez, y giró la cabeza hacia la puerta cuando el timbre sonó. Violet tragó saliva.

—Está aquí.—Dijo él.

—¿Cómo estoy?—Preguntó ella, alisándose la falda que Lily le había dejado.

—Estás preciosa. 

Remus caminó hacia la puerta  y la abrió, encontrándose con un Sirius arreglado, con la ropa planchada, sujetando un gran ramo de flores y con una sonrisa en la cara.

—Lunático, ¿y Vi?

—En el salón. Pasa.—Remus abrió la puerta del todo y le dejó entrar, aunque le paró antes de que pudiera dirigirse hacia Violet— Está nerviosa, ve con calma y paciencia. Y tráela a las once como muy tarde, tiene que descansar.

—Pareces su padre.—Sirius rio antes de aproximarse a Violet— Estás guapísima.

Violet sonrió levemente y miró hacia abajo, asegurándose de que su atuendo estaba perfecto.

—Gracias. ¿Son para mí?—Preguntó, mirando las flores.

—Oh, no, son para Lunático.—Sirius bromeó y después le extendió el ramo— Espero que te gusten, no sabía cuáles eran tus flores favoritas, así que he ido a por lo básico. Las rosas le gustan a todo el mundo.

Violet no tenía flor preferida, pero, desde ese día, fueron las rosas. 

—Son preciosas.

—Yo las pongo en agua, vosotros podéis iros ya.—Dijo Remus, cogiendo el ramo y prácticamente echándoles de la casa.