Amigos.

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Dereck.

Me levanté feliz, con una sonrisa que lo demostraba. ¡Alex me había abrazado! ¿Qué otra razón habría para ser tan feliz? "¡Alex me ha abrazado!" pensé mientras abrazaba mi almohada, feliz. Un pequeño gritito agudo salió de mi boca por la emoción. "¿Podremos ser amigos?"

-¡Dereck! ¡Hace media hora que te he despertado!-gruñó mi madre desde la cocina.-¡Baja ya a desayunar!

Con un bufido molesto por haberme interrumpido en mis divagaciones, me dispuse a vestirme. 

Ya desayunando, estaba más tranquilo comiéndome mis cereales con leche.

-¿Ha pasado algo bueno?-preguntó mi madre con una sonrisa pícara, como si ya supiera la respuesta.

Termino de masticar, e intento hacer uso de mis pésimas habilidades para mentir.-¿Por qué supones que ha pasado algo bueno?

-Oh vamos, Dereck. Se ha oído hasta en marte tu gritito de niña enamorada.-ante ese comentario solo pude enrojecer.-¿Qué ha pasado?-preguntó con mucha atención, como la buen cotilla que era.

-N-Nada...

-Dereck...-exige.

-A-Ayer hice las paces con Alex.

-Bien.-sonríe.-¿no ha pasado nada más?

La miro y sé que la resistencia será inútil contra ella. Ya incluso tiene los ojos brillosos y está apoyada su cabeza sobre sus dos manos. Así que sonrío de oreja a oreja recordando el abrazo.-¡Me ha abrazado!

Mi madre sonríe y sus ojos se iluminan de la emoción como una chismosa.-¿¡De verdad!? Cuéntamelo todo.

Terminé contándoselo todo. Sabía que estábamos haciendo mucho escándalo por un simple abrazo, pero para mí era mucho más que eso.

Alex.

Iba de camino al instituto. Me sentía igual de incómodo que siempre, el mismo miedo y la misma inseguridad. Solo había una cosa diferente. Esperanza. Aunque sabía que era imposible, una pequeña parte de mí, creía que a lo mejor, Dereck querría ser mi amigo. Aunque sabía que era muy improbable, soñar es gratis, ¿no?

Llegué temprano, como siempre. Dispuesto a disfrutar un rato leyendo, empecé a caminar hacia el mismo lugar de ayer. Pero la voz de un chico me detuvo. Venía de los aparcamientos. Fijé mi mirada allí, y vi a Ace que agitaba su mano levantada a modo de saludo, enérgicamente. Era algo gracioso, pues no estábamos tan lejos. A su lado estaba Amy, que lo miraba divertida.-¡Ven!-dijo el peli rojo, sorprendiéndome.

Un nudo se formó en mi garganta y me puse nervioso. No me gustaba estar con gente que no conocía. Pero no quise ser maleducado, así que me acerqué.

-Hola.-saludaron ambos Ace con una sonrisa de oreja a oreja y la castaña con una sonrisa también, pero más tranquila.

-Hola.-respondí tímido. Se creó un silencio. ¿Habré sido demasiado seco? El nudo en mi garganta se intensificó y empecé a jugar con mis manos. Soy un mierdas. 

-¿Te gusta Dereck?-esa pregunta me sacó de mi trance completamente tomándome por sorpresa. 

Fruncí el ceño, confundido.-¿Qué?-¿había entendido mal la pregunta? 

Amy le dio un golpe en la cabeza.-¡No vayas tan rápido, lo confundes!

-¿Entonces qué quieres que le pregunte? Así es más fácil.-respondió sobándose la cabeza.

Amy suspiró con cansancio.-Más fácil para ti, pero para Alex no. 

No entendía bien de porqué discutían ni a lo que se referían. ¿Si me caían bien Dereck? La verdad es que sí, él había sido el único que se había disculpado por ignorarme, y además podría ser el primer amigo que tendría en el instituto.

Mi hijo gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora