Capitulo 9: Murallas parte2

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Dos días habían pasado desde que llegaron al desierto para solucionar el problema de la muralla. Algunos invasores lograron entrar, pero fueron rápidamente detenidos por los soldados, manteniéndolos como rehenes. La Doc no descansaba tratando de averiguar los componentes con los que los atacaban. Lo que había podido lograr en esos cortos dos días fue una solución para ralentizar el proceso de destrucción de las murallas, pero no era tan eficaz como lo que realmente necesitaba.

Durante esos días, Ciro se sintió atacada por ciertos comentarios de Nica, pero intentaba convencerse de que era solo su imaginación, quizás el cansancio de tanto trabajar sin lograr una solución. Sin embargo, la irritación comenzaba a calar más profundo en su interior.

La Doc caminaba por el pasillo algo somnolienta cuando, torpemente, se topó con quien no quería ver: Nica.

—Oh, vaya, Ciro. Querida. —Nica la miró de pies a cabeza, su voz cargada de sarcasmo—. Quizás debas mirarte al espejo más seguido, o tal vez quererte un poco... oh, esos papeles son para el General?

Sin darle tiempo a responder, le arrebató los documentos.

—Yo se los llevó. Mejor ve y sigue trabajando. —Se dio la vuelta con una sonrisa burlona, dejándola con la palabra en la boca.

La doc suspiro algo agobiada, pero saco la carpeta que traía en la bata, un poco más calmada caminaba en el lúgubre seco pasillo de esa noche, los pasillos semi iluminados la dirigen por el extraño lugar.

Con evidente cansancio casi tropieza por su torpeza.

Deberías descansar un poco.— El jefe salió detrás de ella de manera sigilosa, mirándola de pies a cabeza.

Si, es que aun no tengo tiempo, ya sabes.. la muralla.— se acerca un poco.— Toma, esa es la lista de las cosas que necesito.—

El general tomó la carpeta rozando momentáneamente sus manos.—Tan eficaz como siempre, tratare que los planes se ajusten.—

Él tenía la vista fija en ella aunque hizo un gesto para que bajara un poco, sus garras se acercaron a la mejilla de la Doctora, moviendo un cabello hacia atrás de su oreja, su mano quedó sobre su mejilla por un momento.

Se acercó más a ella rosando sus mejillas hasta llegar a su oído.—Vete al laboratorio y no salgas.

Se separó y desapareció entre la oscuridad del pasillo, Ciro suspiró, algo resignada, y volvió al laboratorio lleno de arena que le tocaba manejar. Estaba cansada. Aún no se le ocurría cómo arreglar la situación. Pensó en algún experimento extraño, pero lo único que atino fue tirarse sobre una camilla para cerrar los ojos un momento.

No duró mucho, ya que fue despertada por el jefe, apretándole la nariz.

—Despierta.

—¡Ahh! ¿Qué haces? —le respondió enojada, apartando su mano.

—Ya leí lo que pides, así que sí. Hazlo. —Le dejó los papeles sobre el abdomen de manera casi casual.

—¿Sí? —Ciro levantó una ceja, sorprendido por su actitud.

—Sí, ya que... —El General la miró un rato, su rostro fruncido por el cansancio. —Creo que si te urge dormir, tremenda cara de culo que tienes. —Se inclinó sobre ella, comenzando a desabotonar los botones de su chaqueta, y colocó la prenda sobre Ciro—. Vuelvo en un rato.

 Vuelvo en un rato

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⏰ Última actualización: 13 hours ago ⏰

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