Reencuentro

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Era una mañana algo fría, así como los típicos días de invierno,intentaba calentar mis manos con la taza de café caliente mientras esperaba el bus que me llevaría a un lugar totalmente desconocido para visitar a mi tía que había tenido recientemente problemas,cuando entro en el bus no había casi nadie dentro,una pequeña niña sin su madre llorando, en otro lado más detrás había un hombre con mal aspecto,en el último asiento había una anciana, parecía enferma, dejo de observar el panorama y decido sentarme en un lugar donde no haya nadie tan cerca de mí para obtener algo de paz y ahorrarme problemas innecesarios para ese día, por el camino voy mirando por la ventanilla cosa que disfruto mucho cuando viajo, la anciana menciona mi nombre, con voz algo temblorosa
-Lisa...Lisa...
Yo simplemente me quedo callada y no respondo a sus llamados, pero las dudas no me dejan quedarme en paz y decido responder
-Sí, me conoce?
Ella me hace una señal con su mano para que me siente a su lado, yo acepto y me dirijo hacia ella.
Me dice.....
-Te conozco niña, tu tía me habla mucho de tí, aunque no lo parezca te conozco muy bien, ella te quiere mucho.
Yo le digo...
-Sí, tomé este autobús porque voy al lugar donde se hospeda, ella me envió su dirección, aunque no sé realmente donde queda eso como tal, ni lo que hay allí,¿usted podría llevarme?
La anciana sin dudar me dice que sí, hecho que me sorprende mucho, ya que no es común en estos días la disposición de ayuda entre las personas.
Por fin llegamos a dicha ciudad, las calles estaban bastante sucias, periódicos tirados por doquier, el cielo estaba nublado y el frío era más fuerte, ella me dice que no tuviera miedo que eso era algo normal en ese lugar, ya que era poco habitado, sus palabras lograron controlarme un poco y me llenaron de aliento para seguir mi camino, me sentía más confiada con ella, pero no sabía que ese sería mi gran error, a veces confiar en personas desconocidas que parecen indefensas es más peligroso que vivir entre mafiosos, por lo menos de ese modo estás alerta, pero de las personas que parecen inofensivas no.
Ella me lleva a un lugar, parecía un callejón sin salida, los dolores de estómago empiezan a surgir, tenía ganas de retirarme e irme de vuelta a mi casa pero estaba muy lejos y en lo desconocido, el miedo me paralizaba.
Empezó hablar y a contarme sobre su niñez, estoy segura que eso lo hizo para relajar el ambiente tan tenso.
Llegamos hacia el final y hay tipo un pasadizo subterráneo, ella enciende una linterna vieja y nos vamos dirigiendo tierra abajo, escucho una voz familiar a mis oídos,la anciana con mirada algo contenta pero con gotas de maldad me dice"ya la encontraste",comienzo a acercarme hacia la voz y encuentro a mi tía toda golpeada y tirada en el suelo , en ese instante no quería saber qué estaría por pasarme.....

Relatos de verdadera verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora