Bitácora II y la oscuridad

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DÍA 9

Bajo el toldo que lo resguardaba del viento gélido, el joven aventurero se encontraba sumido en sus pensamientos, reflexionando sobre los recientes descubrimientos que habían marcado su travesía. Hoy, mientras exploraba los rincones del bosque, había tropezado con unos engranajes oxidados, cubiertos de tierra y óxido, que prometían ser la clave para mejorar algunas de sus herramientas, especialmente la fundidora. La idea de poder aumentar el calor utilizando el viento lo llenaba de emoción; si lograba hacerlo, podría fundir materiales más resistentes. La imagen de espadas y armaduras robustas tomando forma en sus manos lo hacía sentir invencible. En su mente, no podía dejar de agradecer a Nikki por todos sus consejos; su sabiduría había sido un faro en medio de la incertidumbre.

Emocionado por el hallazgo, decidió aventurarse a la orilla del río en busca de alimento. La pesca, pensó, podría ser una buena manera de diversificar su dieta. Sin embargo, la experiencia resultó ser un verdadero desafío. El agua fría calaba sus huesos, y el movimiento constante de los peces convertía cada intento de atraparlos en una frustrante danza. Pero la suerte, al final, le sonrió. Tras varios intentos, logró pescar varios ejemplares. La sensación de tener algo fresco para comer era inigualable. Disfrutar de una comida diferente cada día se sentía como un verdadero regalo para su cuerpo, o al menos eso esperaba; su estómago parecía más contento, y eso era un alivio en medio de la soledad que lo rodeaba.

 Disfrutar de una comida diferente cada día se sentía como un verdadero regalo para su cuerpo, o al menos eso esperaba; su estómago parecía más contento, y eso era un alivio en medio de la soledad que lo rodeaba

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Mientras se sentaba junto a la fogata, el aroma del pescado asándose se mezclaba con el crepitar de las llamas, creando una atmósfera acogedora. En ese momento, el joven no podía evitar sentir una conexión más profunda con el lugar que lo rodeaba. Cada pequeño logro y cada descubrimiento le recordaban que, a pesar de las dificultades, estaba avanzando en su aventura. La vida en el bosque, aunque dura, estaba llena de sorpresas y oportunidades que lo hacían sentir verdaderamente vivo. Con cada día que pasaba, se daba cuenta de que estaba aprendiendo a adaptarse y a encontrar belleza en la lucha por sobrevivir.

🌑🌓🌕

DÍA 11

A un lado de la fundidora, el joven se sentía satisfecho mientras contemplaba su reciente creación. Con la fundidora de viento, había forjado una pala robusta y una espada impresionante, que brillaba con un destello amenazante bajo la luz del sol. Ahora, con la pala en mano, podría establecer un jardín donde sembrar y cultivar sus propios alimentos, asegurando así un sustento más estable. La idea de no tener que esforzarse tanto para cavar le llenaba de alivio y esperanza; cada golpe de la pala en la tierra sería un paso más hacia la autosuficiencia.

 La idea de no tener que esforzarse tanto para cavar le llenaba de alivio y esperanza; cada golpe de la pala en la tierra sería un paso más hacia la autosuficiencia

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