IV

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Alexia Putellas

Creo que nunca había dormido tan mal. Entre los nervios de anoche, el alcohol y el que no haya podido dejar de pensar en Aitana ni siquiera en mis sueños me hacía sentir cansada. Se ve que no era suficiente pensar en ella despierta sino que también dormida.

Por suerte me pude levantar en horario, despues de haber puesto 3 alarmas la noche anterior. Me ducho y bajo a desayunar con unas ojeras enormes en mi cara, era inevitable.

Cuando estoy lista, salgo directo a mi auto y tomo rumbo a los campos de entrenamiento. Fue un camino mas largo de lo normal. No vivo tan lejos del lugar, pero el tráfico y mis pensamientos no me dejaban tranquila.

No podía dejar de pensar en lo de anoche. No me interesaba lo que digan las chicas. No por nada, solo que a este punto no me importaba lo que podían llegar a opinar sobre lo mío con Aitana, no iba a dar detalles del tema, solo porque no se si ella se sentiría cómoda. Iba a tratar de ignorar todo sobre lo sucedido, aclarar las cosas con Cata y seguir.

Al llegar al recinto deportivo, lo primero que quiero hacer es hablar con Cata. aunque deba esperar para eso, siempre es una de las últimas en llegar.

Al llegar, me dedico a saludar al cuerpo técnico y al personal mientras cruzaba alguna que otra palabra con ellos.

Cuando termino y me dispongo a seguir mi camino, veo a Aitana entrar por la puerta, igual de brillante y hermosa que siempre. Veo que va directamente a los vestuarios sin percatarse de mi presencia y la sigo sin dudar. Debía hablar con ella.

Entro a los vestuarios segundos después que ella y la encuentro de espaldas a mi con su camiseta en las manos y solo su sujetador deportivo a la vista. Me sonrojo inmediatamente y carraspeo para que note mi presencia. Se da vuelta sobresaltada y al notar que soy yo, se sonroja un poco mientras desvía la vista, frunce el seño y se coloca la camiseta de entrenamiento.

-Hola...¿Qué tal estás?-Nunca me había sentido tan nerviosa hablando con ella, no se si sera por su constante seño fruncido desde que me vió o por el incómodo momento que ocurrió hace escasos segundos.

-No creo que te importe ¿No?- Respondió con ironía en su voz mientras se ponía las botas. Vaya que me había descolocado. No sabia por que actuaba asi. Al ver mi cara de confusión, continúa.-Digo, como ayer escapaste sin que te haya importado un poco. Me sorprende que ahora me preguntes como estoy-

Soy una imbécil. Entre los nervios del momento y la ansiedad que me desbordaba me había olvidado por completo de ella, no puedo creer haber sido tan tonta. La había dejado en una situación tan tensa e incómoda ahí, sola a su suerte mientras yo huía como una cobarde.

-Dios Aita...lo siento tanto por lo de anoche, fui una idio-

-No quiero escuchar tus escusas Alexia. Tengo suficientes problemas para que tu seas uno más de ellos-Dijo con fuerza mientras se puso frente mío y al terminar de hablar irse directo a los gimnasios.

Admito que me merecía que me trate asi. Habia actuado mal y ahora debía pagar las consecuencias, incluyendo si eso costaba que la chica que me guste me odie. Porque eso habia sido una cosa que había descubierto también. Despues de hablar con Ona y que me haya abierto los ojos me di cuenta de que me gustaba, y me gusta desde que la conozco prácticamente. Tal vez nunca me habia dado cuenta de eso porque para mi era imposible enamorarme de una compañera.

Con un dolor inhumano en el pecho me siento en los bancos y me quedo mirando el piso por lo recien sucedido. No esperaba que ella me trate asi, al venir aquí tenia unas palabras que le quería decir, sobre que nos tomemos un tiempo para pensar lo que pasó y tal vez, solo tal vez, confesarle mis sentimientos. Pero no me habia dado cuenta lo que habia hecho la noche anterior y que ella me lo haya dicho fue como un balde de agua fría.

Empiezo a escuchar voces cada vez mas cercanas, asi que supuse que eran mis compañeras. Me dispuse a secarme algunas que otras lágrimas que se me habían escapado y cambiarme la ropa rápidamente.

Veo entrar a Mapi y Ingrid juntas, mientras la española decía alguna que otra ocurrencia que hacía reir a su pareja. Que al entrar inmediatamente se dan cuenta de que algo estaba pasando.

-Hey Ale, ¿Todo bien?- Pregunta Mapi mientras se acercaba y tocaba mi hombro atenta a mis gestos.

-Ehh...si, todo bien-Digo rápidamente, prácticamente huyendo de ellas. Si hablaba de lo que pasó seguramente me pondría a llorar y no queria. Debíamos entrenar.

Cuando creí que había podido escapar siento una mano tomar mi muñeca y jalarme un poco hacia atrás.Era Engen.-Alexia, si te sientes mal por lo de anoche, y quieres hablarlo, sabes que siempre estamos- Decía mientras sus ojos claros me penetran el alma como buscando en lo profundo de mi mirada alguna respuesta.

-Claro, Ingrid, gracias-Me solté de su agarre y me dispuse a ir al entrenamiento. Lo único que faltaba era que todo el mundo se entere que estaba mal y todos pregunten por lo de anoche. Quería evitar sus preguntas a toda costa.

Al cabo de una hora aproximadamente, seguía en los gimnasios mientras la gran mayoria de las chicas estaban en el campo. La verdad que no tenia ganas de estar ahí, estaba segura que no me iba a salir ni un pase, asi que me dispuse a seguir levantando peso y ejercicios de resistencia cuando veo a Cata acercarse a mi.

-Hola Alex...la verdad que quería pedirte perdon por lo de anoche. No se en que estaba pensando, no es escusa pero creo que estaba muy borracha como para pensar que podía decir eso a todos los que estaban ahí- Al ver que no me enojaba con ella ni tenía ninguna reaccion negativa. prosiguió-Espero que no estes tan enojada conmigo, sabes que te aprecio mucho, capi.-

Noté un verdadero arrepentimiento en sus ojos. Se que no lo hizo con mala intención, ella no era asi, solo era débil con un par de copas encima. No dije nada y solo le di una sonrisa y un corto abrazo.

-Esta bien Cata. Disculpas aceptadas - Digo con una sonrisa sincera y ella no puede estar más feliz, asi que me abraza fuertemente mientras me levanta un poco del piso.

-Gracias gracias capi, de verdad lo siento. Creía que no me ibas a perdonar, te veías muy enojada anoche-

-Joder, si que lo estaba, pero ya pasó. Se que no lo hiciste con mala intención.-

-Gracias. Ahora que recuerdo Aita también estaba muy enojada, incluso diría que mas que tú, ¿Crees que deba disculparme con ella también?-

Al escuchar el nombre de mi compañera, sentía mi estómago removerse. Creí que pude olvidar lo sucedido con ella hoy temprano, por lo menos unos minutos. Pero cuando Cata la nombra, siento un fuerte dolor en el pecho que trato de disimular.

-S-si, supongo que si, no se como se sentirá ella.- Dije con nervios notorios en mi voz, aunque la arquera no se haya dado cuenta.

-Gracias Ale, nos vemos- Dijo moviendo su mano y empezando a trotar con camino al campo de entrenamiento.

No puedo creer que el solo hecho de escuchar su nombre me haya puesto tan nerviosa. Tengo que hablar con ella y hacer que me escucha, quiera o no.

Amantes •Alexia Putellas-Aitana Bonmatí•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora