Al vencedor, va el botín

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El rostro de Jack se pone rojo al escuchar las palabras de Óscar. —¡CLARO QUE NO NOS RENDIMOS!— Espeta el paladín, adolorido y todo, comienza toser un poco, arrastrándose hasta su espada.

Jaime mira en dirección a Jack y se levanta nuevamente, quedando de pie y mostrando una clara imagen de la diferencia de tamaños. Óscar, por su parte, aparta la mirada y quita esa cara de bobo de antes, y con un tono firme enfrenta el enojo de su compañero. —Mira alrededor, Jack. No estamos logrando nada. Entre ustedes, con potenciados y atacando en conjunto no pudieron siquiera atinar un golpe. Solo Victor y ni siquiera le raspó la bota!—

—¡Fue porque no me he acostumbrado a ésto! Solo un poco más y te aseguro que-—

Interrumpe Óscar, ahora claramente cansado de las excusas y ego de Jack.

—¡Ese no es el punto, carajo! No. le. hicieron. ni. un. Rasguño. Y te aseguro que ella ni siquiera lo estaba intentando.—

Comenta señalando a Jaime, quien ahora les lanza una mirada inocente, rodando los ojos y moviendo su cabello con la diestra, pretendiendo inocencia. Aquello solo confirma lo que Óscar está diciendo: ella solo estaba jugando con ellos.

—No podemos vencer a Jaime.— Óscar declara la cruda realidad. —Y aunque escapemos de ella...de ellas, no sabemos qué tan grande es este lugar. Probablemente moriríamos de hambre o, peor aún, nos aplastaran por accidente o quizás nos trague algún bicho.— Dice Óscar, su rostro está rojo, nunca antes se había expresado así.

—Y si seguimos así lo único que vamos a conseguir es que nos patee el trasero hasta el borde de la muerte E IGUAL NOS VA A LLEVAR CON SU MAESTRA. Lo mejor es ésto y...ver si podemos llegar a un acuerdo.—

Aunque Jack sigue furioso, da una mirada al campo de batalla, Brianna está en un estado similar al suyo, Victor está completamente en modo protector de ella, y él, realmente no está en condición de pelear. —Como sea. Hagan lo que quieran, carajo.— murmura, lanzando una mirada de enojo hacia Jaime.

Aquello parecía ser el curso de acción más lógico, considerando que a Lily nunca le ha gustado el acercamiento enfocado en batalla que el grupo suele llevar. A veces, hay caminos distintos a la lucha para alcanzar el objetivo.

Lily se inclina hacia adelante. —Y bien, ¿Jaime? ¿aceptas su rendición?—

Jaime se lo piensa por unos segundos para efecto dramático, observando a sus pequeños cabizbajos, deteniéndose en Óscar con un destello travieso en los ojos. Asiente, su sonrisa no ha desaparecido.

—Bien.—  Dice Lily con satisfacción.

Aclara su garganta. Volviendo a tomar el control del juego.

Lily « Después de una dura y muy, muy reñida batalla; Jaime, la bonita hada, en toda su benevolencia y bondad, ha aceptado su rendición y ahora  los llevará con su maestra.—

Jaime da unos saltitos de felicidad y así, brincando de a poquito se acerca hacia Óscar para levantarlo con sus manos para luego darle un fuerte abrazo. —Eres tan listo, mi pequeño.— Comenta ella, apretando un poco más, al punto de causarle algo de dolor y sacarle todo el oxígeno de los pulmones y reemplazandolo con el dulce perfume de Jaime.

Con el bardo en brazos cuál peluche; el hada se acerca a Brianna y Victor, ambos se encogen de miedo y se abrazan con fuerza, como un par de ratones acorralados a los pies de Jaime.  El hada se inclina sobre ellos, cubriéndolos con su sombra. —awwws, tan lindos...aún se están protegiendo el uno al otro.— Con ésto toma primero a Brianna, quien se niega a soltar a Víctor, pero Jaime le da una buena sacudida para que lo haga y una vez ella está en su abrazo junto a Óscar toma al pequeño Victor para acurrucarlo también.

La bruja del café: especial de HalloweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora