La mañana había llegado con una luz tenue y grisácea que se filtraba por las ventanas rotas del edificio. El aire seguía cargado de una tensión que no se disipaba, como si incluso la ciudad misma contuviera la respiración. Nos sentamos en círculo en el centro de la sala, compartiendo los pocos alimentos que habíamos encontrado y que ahora parecían más un banquete improvisado que un desayuno.
—Escuchad, tenemos que avanzar de manera controlada y sin separarnos en ningún momento —dije, desplegando el mapa frente a nosotros. Mis dedos recorrieron las calles marcadas, apuntando hacia nuestro próximo destino. El plan era rodear algunas manzanas para evitar las vías principales y seguir avanzando hacia el bar de Derek, donde conseguiríamos más armas y recursos.
Ana y Samuel, la pareja que habíamos recogido el día anterior, me observaban con ojos tensos y llenos de esperanza, aunque claramente estaban agotados. Asintieron al escucharme, sus cuerpos aún tensos por la ansiedad acumulada. Y solo llevamos 3 días en esta locura.
Derek, que masticaba una barrita de cereal con indiferencia, soltó un comentario sin pensarlo demasiado. —Espero que no seáis un estorbo. Si la cosa se pone fea, no dudaré en dejarlos atrás.
Le lancé un codazo antes de que pudiera seguir hablando. —¡Derek! No es momento para tus bromas crueles —le dije entre dientes, tratando de mantener la calma pero con una rabia contenida. Samuel apretó los labios y se abrazó más a Ana, mientras ella desviaba la mirada, incómoda.
Derek solo sonrió, esa sonrisa sardónica que tanto me sacaba de quicio. —No estoy bromeando, nena. Solo digo la verdad.
—Ya basta, ambos —intervino Matt, cortando la tensión que comenzaba a agitar el aire. —Es hora de salir. No podemos quedarnos aquí discutiendo.
Asentí y tomé un último sorbo de agua antes de ponerme de pie. La pareja nos miraba, expectante, y por un momento sentí la presión de ser su única esperanza. El mundo allá afuera era un infierno, y éramos los únicos que les quedaban.
Salimos del edificio en fila, agachándonos para no ser vistos y moviéndonos entre los coches abandonados. Cada paso se sentía como si camináramos sobre vidrios, cada sonido parecía multiplicarse en el silencio. El crujir de los escombros bajo nuestros pies y el leve silbido del viento entre los edificios rotos eran los únicos ruidos que rompían la tensión.
El avance era lento, pero necesario. Cada calle estaba desierta, aunque las marcas del caos eran evidentes: coches destrozados, ventanas hechas añicos, y rastros de sangre seca que indicaban que alguna vez hubo vida y ahora solo quedaban rastros de muerte.
De repente, en uno de los giros, me congelé. Justo al otro lado de un coche, un ser se tambaleaba lentamente, su cabeza moviéndose con espasmos y los ojos en blanco, buscando algo que devorar. Sentí que la sangre me abandonaba el rostro y mi respiración se volvió entrecortada. Antes de que pudiera reaccionar, noté una mano que me agarraba por detrás y me tapaba la boca.
—Shh... nena. Calladita —susurró Derek, pegando su cuerpo al mío mientras observábamos al ser avanzar lentamente. Podía sentir el calor de su cuerpo y su respiración controlada, un contraste inquietante con el pánico que me dominaba.
El ser se detuvo, olfateando el aire antes de seguir su camino, desapareciendo detrás de un camión volcado. Solté el aire que no me había dado cuenta de que retenía y empujé la mano de Derek con un gesto brusco. Él solo sonrió de nuevo, esa sonrisa que me decía que no tenía miedo de nada.
Seguimos avanzando, cada paso agotador, cada segundo sintiendo el peso del sol que empezaba a elevarse y nos golpeaba con un calor sofocante. El sudor corría por mi espalda, y la sed se hacía presente con fuerza. Matt hizo un gesto hacia un bar con las puertas abiertas y los cristales rotos.
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SIN REFUGIO | Zona Z #1
Science FictionSeattle ha caído en el caos. Un virus mortal ha convertido a los infectados en criaturas violentas, y la ciudad es ahora un campo de batalla. La oficial Tessa Morgan está atrapada en la comisaría junto a su compañero Matt y un peligroso criminal, De...