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💌𝕁𝕦𝕘𝕦𝕖𝕥𝕖𝕠 𝕔𝕠𝕟 𝕝𝕠𝕤 𝕕𝕖𝕕𝕠𝕤.💌

Niños.

¿Alguna vez haz tenido a un niño rompiéndote las pelotas? Bueno, eso era lo que le estaba pasando a Aquino, pero con dos.

Aquino odiaba a los niños berrinchudos. Si bien él había sido anteriormente un niño, era alguien muy tranquilo, casi como una foto, siempre lo fue y ese tipo de niños le gustaría tener a Aquino, pero aquellas personitas que él estaba cuidando eran mucho peor de lo que él pensaba.

Si bien para Aquino y para todos, esos dos niños eran chicos muy inteligentes los cuales, a pesar de que no se note que prestan atención en clase porque se la pasan jugando, realmente sacan muy buenas notas. Aunque ellos eran muy hiperactivos, esos niños que corren y corren sin parar, los que siempre te preguntan algo sin esperar la respuesta, pues no les interesa, ellos sólo quieren saltar, gritar y correr sin ningún problema a lastimarse.

Así eran Locochon y Magma.

Y aunque Aquino quisiera mucho a ese par, seguía teniendo un odio a los niños así. Veía como Magma corría y corría por toda la casa y Locochon lo perseguía. ¿Y él qué hacía? Simplemente estaba ahí, preparando lo que iban a cenar hace más de una hora, pero los chicos no lo dejaban tranquilo.

Duxo amaba a los niños, independiente del tipo de comportamiento, él los amaba. Y en eso no concordaban. Aquino odiaba ver los ojos lila de su amado apagarse cuando le respondía con un sonido algo dudoso a la pregunta que Duxo de vez en cuando le decía.

« Aquino, ¿Te gustaría que en un futuro tuviéramos hijos? »

Dios. Amaba a su chico y le gustaría hacerlo feliz, pero, maldita sea, los niños eran desesperantes.

— Magma.. — Suspiró con pesadez aquel castaño mientras escuchaba como Magma hacía un descoordinado ritmo con dos cucharas de palo. Quería que se callara ya.

— Tío Aquino, ¿Cuando llega mi mami? — Se acercó a su "tío" rápidamente mientras miraba lo que hacía.

— No lo sé, Locochon.. — Susurró un "Espero que pronto" después de asegurarse de que ambos estuvieran muy lejos.

No era por ser mala persona, pero estaba estresado. Nunca estuvo preparado para cuidar a un niño. Apenas y podía con Duxo y ahora tendría que cuidar a dos más, pero en pequeño.

— ¡Tío Duxo! — Escuchó que gritó el pequeño híbrido de husky luego de que una puerta se abriera dejando ver a un azabache con un suéter de paloma. Aquino se dió la vuelta y vió una dulce escena que le ablandó el corazón.
Duxo estaba sosteniendo a Locochon y a Magma, ambos en sus dos brazos, mientras el último nombrado le contaba con una gran velocidad lo que había hecho hoy en la escuela.

Aunque no era mucho, a Aquino le pareció realmente bonito aquel momento.

Siguió mirando atentamente a Duxo con los hijos de su amiga hasta que Duxo desvío su mirada hacia la de él y luego de soltar a Magma y a Loco y dejar que corrieran por toda la casa, se dirigió hacia su lindo chico.

— ¿Por qué tanta la atención en mi, eh? ¿Me extrañabas? — Le preguntó a su pareja con un tono coqueto y seductor mientras agarraba con delicadeza su cintura.

— Primero que todo, hola, y segundo, no, no te extrañé. — Duxo lo miró con una cara de indignación y dolor exagerada.

— Ya veo como eres.. — Se cruzó de brazos y le dió la espalda al castaño.

— Duxo, fue sólo una hora, obvio no te voy a extrañar en esa hora. — Miró por arriba de su hombro a Aquino con el ceño fruncido y volvió a mirar hacia adelante.— Okay, okay, lo siento, si te extrañé.. — Duxo sonrió y lo abrazó fuertemente, apretándolo contra su pecho.— Pero solo porque necesito cuidar a los niños.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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