En medio de una brisa inusualmente fresca y un aire húmedo de finales de verano, un par de zapatillas de deporte se clavaron en los charcos esparcidos por el grueso asfalto. Las luces de las sirenas brillaban sobre los carros policiales y los camiones de bomberos que se acercaban al lugar. Decenas de oficiales se reunieron, con sus rostros marcados por la seriedad, discutiendo sobre la situación que se estaba desarrollando. Las llamadas urgentes a otros departamentos resonaron en medio de la atmósfera cargada de anticipación.
La teniente Tul Techakomol, conocida como la teniente Tul, se abrió paso entre la multitud de oficiales, presentando su placa al personal de la escena del crimen para su inspección. Después de recibir permiso, rápidamente se agachó debajo de la cinta amarilla y negra de la barricada para ingresar al lugar.
Detrás de la barricada, un superdeportivo que alguna vez costó varios millones de baht ahora ardía en ruinas, y su conductor había sucumbido a las consecuencias del incendio. El olor acre de metal quemado y carne humana flotaba en el aire, lo que provocó que se tapara la nariz instintivamente.
La mano pálida sacó un teléfono del bolsillo de sus pantalones. La pantalla mostraba un nombre familiar 'Teniente Jew', un amigo desde sus días de academia. Rápidamente, la punta de su dedo se deslizó por la pantalla, aceptando la llamada sin dudarlo.
—Bueno, ¿dónde estás ahora?
—En camino. ¿Ya estás en la escena?— A Tul realmente no le importaba cómo hablaba Jew, todo era bromas y diversión con ella. Su vínculo era lo suficientemente fuerte como para que no se molestaran con todo el asunto de la antigüedad con el que todos los demás estaban obsesionados.
—Sí, alguien me llamó para que viniera. ¿Puedes apurarte?— Sin embargo, fue ese nivel de cercanía lo que impidió que Tul se abriera a nadie más que a la teniente Jew. Mirando inquieta a su alrededor, asintió con la cabeza a cada oficial que pasaba. —No conozco a nadie aquí—, susurró al teléfono.
—Recuerda a ese tipo, Earth. El sargento Earth. Es un científico forense que estudió en el mismo año que yo. Earth ya debería estar en la escena. Podrías intentar buscarlo. —Jew intentó sugerir a alguien que la persona del otro lado de la línea pudiera conocer.
—¿Por qué no cuelgas y vienes aquí lo antes posible? Te doy cinco minutos. Date prisa.
—E-espera, P'Tul, también hay alguien del Instituto de Medicina Forense. Ella ya debería estar allí...
Jew no terminó su frase cuando la teniente colgó el teléfono abruptamente. Exhalando para protegerse del frío, Tul dio largas zancadas hacia el auto, ahora reducido a ruinas por las llamas.
Agachándose, Tul miró dentro del coche. El hedor a carne carbonizada del cuerpo sin vida golpeó sus fosas nasales tan fuerte que instintivamente se subió el cuello para protegerse la nariz.
Incluso después de tantos casos, el olor nauseabundo nunca le resultó familiar. Con un vistazo rápido, observó que la carne del cuerpo estaba carbonizada hasta un grado inquietante, con membranas rojas visibles en ciertos puntos. La cara era la más afectada por el daño, lo que hacía imposible identificar el cuerpo.
Miró hacia abajo en el equipo del coche, donde había varias colillas oscuras y quemadas apiladas en el cenicero. Claramente, la persona muerta era un gran fumador. O tal vez esos cigarrillos podrían ser la razón que inició el incendio. Tul inspeccionó el cinturón de seguridad que rodeaba al cadáver, pero parecía estar intacto. No había señales de que la persona muerta hubiera intentado desabrocharlo y las puertas estaban completamente cerradas sin señales de intentos de supervivencia.
La teniente frunció el ceño. Con guantes de goma en ambas manos, se tomó la libertad de desbloquear el coche desde dentro antes de abrir la puerta para inspeccionar otras partes. Descubrió que la ventanilla del lado del conductor estaba completamente abajo, no se rompió en pedazos como las otras después de la explosión.
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Petrichor - Rust in the Rain
Ficción históricaTRADUCCION AUTORIZADA AL ESPAÑOL AUTORES SIXTEENSEVEN