Desde que tengo uso de razón comencé a escribir en diarios lo que siempre soñaba que algún día haría cuando fuera grande, entre todos esos sueños de ser astronauta, ser un power ranger o inclusive ser una gran estrella pop mundial, creo que el dejar de tener el miedo constante de no despertar todos los días, se fue esfumando conforme fui creciendo, ya que año con año lo que parecía improbable sucedía- Yo seguía creciendo.
Aunque claro, jamás crecí de manera normal como los demás, aun puedo recordar las incontables veces en las que tras mi ventana veía como los demás niños crecían, a los 10 años todos reían, jugaban, salían al parque o inclusive saltar en los charcos de un día lluvioso.
A los 16 se enamoraban, lloraban, aprendían a conducir, tomaban su primera cerveza, e inclusive iban a sus bailes de graduación.
Ahora a los 23 mientras escribo esto, puedo decirte que a pesar de todas incontables veces que vi el pasar de los años, una constante pregunta me hice, año con año- ¿Por qué yo? – porque ser el 0.00001 por ciento de la población que posee esto.
Dejé de soñar y comencé desde ahí a escribir lo que, en mi imaginación, tal vez, solo tal vez podía ser posible. Como poder ir a la playa, sentir la nieve derretirse en mis manos, correr bajo la lluvia, y como todo adolescente tener mi primera borrachera.
Y es que, al tener un sistema inmunológico casi nulo, el ingerir una sola gota de alcohol podría mandarme al hospital en cuestión de segundos, por lo cual la idea de una borrachera fue cambiada por tan solo "poder asistir a una fiesta".
Y aunque no tengo prohibido ir a una fiesta, la verdad es que jamás me interesaron, desde la preparatoria mis amigos me invitaban a las fiestas, pero jamás les vi el caso, ya que solo era ir a ver como un montón de adolescentes se emborrachaban y perdían la cordura y dignidad conforme cada vaso de vodka traspasaba sus gargantas.
Y ojalá mi yo del pasado estuviera aquí, porque estoy seguro de que me daría una bofetada y se reiría en mi cara. Pues al conocer y hablar con Alex las fiestas venían incluidas con él.
Ya que era bien sabido en los pasillos de la universidad que, si invitaban a Alex, toda la escuela estaría ahí, eso era seguro.
Jamás olvidare la primera vez que me invito a una fiesta, recuerdo reírme y negar, era una idea pésima.
Durante toda esa semana estuvo insistiendo, me decía en la escuela, en los baños de la escuela, a la hora del almuerzo, por mensajes de texto, iba a la cafetería a buscarme y dejar notitas de que fuera, hasta que finalmente accedí.
Bueno, ¿qué tan malo seria ir a una fiesta de universitarios, un viernes?, la respuesta es: no tienes idea de lo que te espera Tian.
El viernes llego, recuerdo que mi mamá me veía con una sonrisa en la entrada de mi habitación, pude verla tras el reflejo del espejo frente de mi- ¿Me veo tan mal? – pregunte.
Mi mama negó y se acercó a mí- No importa lo que uses, siempre y cuando lo hagas con seguridad, en esta vida Tian uno debe tomar sus propias decisiones, y tú has comenzado a hacerlo, durante 23 años has estado atado a esa ventana, tienes derecho a vivir y conocer el mundo- a tu manera-
Yo asentí, no sin antes tomar entre mis manos las suaves y cálidas manos de mi mamá- Lo sé, pero ahora lo tengo a el- mi vista se dirigió hacia la ventana que yacía a un lado de la mía y no pude evitar sonreír.
Mi mamá sonrió al escuchar aquello y asintió, despidiéndose de mí, deseándome las mejores de las suertes y advirtiéndome que ni una sola gota de alcohol o estaría en graves problemas.
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LOS DESEOS DE MORFEO
Teen FictionTian siempre había soñado con el día en que se encontraría cara a cara con Alex, el chico popular y misterioso que parecía caminar por los pasillos del instituto como si fuera dueño de cada rincón. Alex, con su sonrisa enigmática y su manera despre...