Capítulo 3.

512 75 44
                                    

Cielo, Cuarto Cielo – Jardín del Edén.

“Oh, hijo”.

Dios miró a Naruto aparecer a unos metros de él con tranquilidad. El Padre de los Ángeles miró en silencio como su hijo ya no portaba su túnica, sino que usaba algo… Nuevo, hasta extraño diría.

Su torso y su brazo derecho se cubrieron con una ropa ajustada de color negro, que se apretaba en sus músculos pero no lo limitaba. Una especie de brazalete rodeó su bíceps izquierdo, y sus antebrazos estaban cubiertos por dos brazaletes dorados, ajustados.

Un cinturón dorado estaba en su cintura, sosteniendo unas togas blancas que llegaban hasta sus pantorrillas. La misma toga estaba cortada en la mitad del cuádriceps derecho, revelando que debajo, como pantalón, estaba usando algo del mismo material que la ropa superior. Sus pies y pantorrillas se cubrieron con botas doradas que ocultaban también sus dedos.

Si Dios debía darle una definición, era una mezcla entre algo guerrero y divino, y que sin duda le vestía bien a su hijo. Bueno, era el Ángel más Bello que creó, por supuesto.

“Padre. ¿Qué era eso que te iluminó antes que me vaya?”

Dios parpadeó un segundo, recordando que hacía aquí, en el Edén.

“Cierto. Voy a crear al ser que va a reinar en la Tierra, sobre los peces del mar, las aves del cielo, y todos los animales que se desplazan sobre la tierra”.

Naruto asintió solemnemente, entendiendo más o menos lo que pensaba Dios.

“¿Será como nosotros, los Ángeles?”

“Solo en apariencia. No tendrán halo, alas, poderes, nada de eso”.

Naruto puso una mirada confundida, pero simplemente asintió. Dios entonces se giró, y mediante el polvo de la tierra, empezó a crear al Primer Humano, sin notar la confusión de su hijo.

El Lucifer miró en silencio como su Padre empezaba la creación. La figura del hombre empezó a tomar forma de pies a cabeza.

Fue solo unos segundos después que Naruto notó que esta figura no tenía vida aún. Entonces Dios sopló, y el aire entró por la nariz del hombre.

En ese momento, la figura de ese varón cobró vida.

Naruto notó en silencio el cabello rubio y los ojos azules del primer humano, tan similar a su padre, aunque en verdad se había sacado ese peinado de pirámide, y ahora lo tenía suelto en toda su cabeza y espalda.

“Mi creador”.

“Bienvenido, Adán”.

Las partes de la figura de Adán fueron cubiertas por hojas, aunque Naruto pudo ver la “cosa” del humano.

‘¿No es algo pequeño? Bueno, no es como si fuese una espada o algo así’.

No es como si a Naruto le importase más allá de la curiosidad, ya que tampoco sabía para que servía tener esa cosa si no la usaba nunca.

Dios habló un poco con Adán, que parecía feliz de estar junto a su Creador, aunque el Humano tenía dudas de quién era el otro hombre casi igual de alto que Dios.

El propio Dios sintió como si le faltasen el respeto, pero no dijo nada. Notó como Adán miraba a Naruto, y sonrió para el mismo.

“El es mi mano derecha, Naruto Lucifer. Saluda, Naruto”.

El Lucifer salió de su divagación para acercarse a Adán, que tuvo que levantar la cabeza debido a la enorme diferencia de altura entre ambos.

Naruto estiró la mano, gesto repetido por Adán, que la apretó, sintiendo que estaba tocando el mismo Cielo con las manos.

Naruto Lucifer: Primogénito De Dios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora