Frágil

1 0 0
                                        

Heroico, con gallardía, avanza aquel joven, alto y fornido, que se ha preparado para este día. Se hace llamar hombre, aunque apenas se le calculen entre 16 y 17 años. Con paso firme, ingresa al servicio militar, tal como su padre le enseñó desde niño: “Obedece que en el campo de batalla no habrá piedad para los insurgentes.” Un consejo sabio. Los primeros reclutas, flacuchos y altaneros, pronto recibieron una golpiza que sin duda les marcará de por vida.

Él observa con desdén a esos inferiores, a esos seres mezquinos que se creían superiores sólo por el tamaño de su bocaza. Pero en el fragor del combate, ¿de qué sirve la palabra si una bala puede cerrarla en un abrir y cerrar de ojos?

Aquel joven ya estaba acostumbrado a su entorno. No le costó ganarse el respeto de todos los jefes del comando, y rápidamente fue visto como un ejemplo a seguir. Sin embargo, para su desgracia, esto no le dio lo que realmente anhelaba, recibir golpes. Su padre siempre le había dicho con claridad: “Si no has recibido un buen putazo en la vida, no has vivido como un verdadero hombre.” Y él lo sabía. Se sentía, en cierto modo, como si estuviese evadiendo el combate real.
Podría haber encontrado una excusa en cualquier insurgencia para lanzarse al peligro, pero eso iría en contra de sus principios.

Optó entonces por la salida más clara, insistir en las clases de lucha. ¡Qué gracia y qué dicha sintió al entrar en la arena! Se sentía en su verdadero hogar. Los primeros oponentes no fueron un desafío. Débiles y mal entrenados, apenas lo rozaban. Pero cuando empezaron a llegar contrincantes tan fornidos como él, fue cuando lo sintió. La sangre cálida resbalando por su barbilla, el sabor metálico que le hinchaba el pecho de energía, la adrenalina cociendo por sus venas como un torrente desbocado. Aquella sensación de peligro que le hacía sentir vivo.
Con el tiempo, se volvió diestro en la lucha. Claro, con su fuerza natural y un poco de entrenamiento, se transformó en algo más que un simple soldado. ¡Qué belleza de hombre! Un hombre que no sólo estaba listo para la guerra, sino para enfrentarla con todo su ser. Un guerrero hecho y derecho, preparado para combatir y, si fuese necesario, matar.

Nada aburre más que la rutina. Ésta carcome el día a día con las mismas y tediosas acciones repetidas, hasta el cansancio. Pero él no era un hombre cualquiera. Era un hombre de acción, de acciones reales. Aprendió a desenvolverse con el arma en mano. Cosa sencilla, según él, ya que dominaba los fundamentos desde el entrenamiento. Pero lo que anhelaba era el combate. Y para su suerte, un día se hizo la convocatoria. Algunos soldados debían vigilar la frontera. Era la oportunidad que había estado esperando. Sabía que, en esa zona en particular, operaba un grupo de delincuentes dedicados al tráfico de drogas. Unos que quizás necesitarían unos cuantos plomazos para dejar de perturbar a su querida madre… la madre-patria.

Una vez instalado y levantado del campamento, pasaron días consumidos por el frío nocturno, mientras montaban guardia y con hambre durante las tardes. En las que el mal tiempo impedía la llegada de suministros, finalmente recibieron la orden a actuar. Salieron, abatieron a muchos. Hasta que, en un momento se encontró cara a cara con un novato, un crío, a decir verdad, pero con un arma en la mano. El mocoso estaba listo para disparar. Entonces, se hizo la pregunta. Si este niñato, a pesar de su tierna edad, tiene la capacidad de querer matarme, ¿por qué debería ser condescendiente con él? Sin vacilar, alzó su arma y disparó. No le costó arrebatarle la vida. ¿Qué decir? Entre ellos se felicitaban por cada uno de los muertos. Al final de cuentas, ¿qué bien traían esos desgraciados a su país? Nada.

Regresó orgulloso. Muchos brindaron en su honor. Un poco de chicha no venía mal para saciar la embriaguez que, desde el primer momento en que detonó su pistola, no la había dejado en paz.

¡Que viva nuestro héroe! El héroe que siempre debió ser. El héroe que estaba destinado a ser. El héroe presente entre simples mortales, que apenas podían soportar estar a su lado. Cosa de nada.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 10, 2024 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cuentos OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora