v. la abuela gri

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🧃


el fin de semana, lucas amaneció con ganas de visitar a su abuela, así que, con su papá aún dormido, tomó su celular y con cuidado, tomó su mano, para desbloquear su celular. entonces llamó a su abuela, porque sabía que ella se despertaba temprano, sin importar si sus hijos ya eran grandes y no necesitaban tanto de ella. tras desbloquear el celular, el pequeño corrió fuera de la habitación de su padre, para evitar un regaño. era realmente un poco extraño que un niño de seis años ya pudiera desbloquear un celular, pero bueno, cosas de la vida.

—¿tiago?

—¡soy yo, abu! —exclamó el pequeño, haciendo reír a su abuela.

—oh, hola, mi amor. ¿y tú papá?

—sigue dormido, ya sabés que es muuuuy flojo —dijo, riendo, moviendo sus piecitos, al tiempo que lo hacía. su abuela se rió del otro lado de la línea. 

—¿entonces querés venir a mi casa a comer, amorcito?

—¡sí, abu! cocinás muy rico, más rico que mi papi, pero no le digás porque se siente mal, y yo no quiero que mi papi se sienta triste.

—aw, sos un niño muy tierno, lucas.

—¿qué me pongo para ir a comer, abu? quiero verme lindo y bonito y presentable. ¿va a estar la tía ámbar? —cambió de tema, antes de que su abuela pudiera responder.

—sí, amor, ella siempre está. ¿qué te gustaría de comer!

—¡milanesas con puré!

y mientras la mujer y su nieto hablaban, un cansado tiago se despertaba, palpando para buscar su celular, ya que tenía unos mensajes que mandar. frunció el ceño al escuchar una parlanchina voz desde el cuarto de su hijo. se levantó, aún en pijama —porque sí, él usaba pijama completa, no lo juzguen— y con el pelo desordenado. se sorprendió al ver a su hijo, usando su teléfono para hablar, sentado en la misma posición en la que él lo hacía.

—lucas, ¿qué hacés con mi celular?

—¡ay! —el pequeño no colgó la llamada, pero trató de esconderlo de su padre. sin embargo, al ser más grande y fuerte, tiago logró quitarle el celular, entre algunas risas de su hijo.

—hola, má —dijo tiago, cuando consiguió quitarle el celular a su hijo. su madre reía de esto. —¿qué te dijo lucas?

—que quiere venir hoy a comer. le voy a hacer milanesas con puré —tiago se relamió los labios ante esas palabras. amaba la sazón de su madre, ella cocinaba riquísimo. —¿si van a venir?

—sí, má. sólo que no sabía que ese pibe ya sabía agarrarme el celular. 

por la tarde, no tan tarde obvio, fueron a visitar a la madre de tiago. lucas salió de los brazos de su padre, disparado hacia su abuela. le envolvió en sus pequeños brazos y tiago sonrió con ternura. su hijo era muy amoroso y amable con todos aquellos que conformaban su familia, pero, sobre todo, con su abuela griselda.

—¿cómo estás, lucas?

—¡bien! ¿sabés que el otro día fuimos al zoológico? —preguntó con un brillo en sus ojos, los cuales volteó hacia su papá, para que este le ayudara, confirmándole a su abuela eso. 

—sí, fuimos al zoo... a lucas le gustó mucho.

—¡y a papi le gustó el cuidador del zoológico!


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𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒖𝒏 𝒑𝒂𝒑áDonde viven las historias. Descúbrelo ahora