Tacones, Secretos y Encuentros Inesperados

2 0 0
                                    

Allison se ajustó los tacones negros, sonriendo al recordar sus antiguos sueños. Cuando era más joven, los tacones representaban algo mágico para ella. Imaginaba que si alguna vez tropezaba con ellos, un príncipe azul aparecería para ayudarla a levantarse y, así, encontraría al amor de su vida. La ironía le sacó una risa suave mientras terminaba de aplicarse un maquillaje discreto antes de salir.

Al llegar al salón, su mirada se dirigió inmediatamente hacia Rolando. Ahí estaba él, trabajando duro, con los brazos musculosos al descubierto y una capa de sudor cubriéndolo después de tanto esfuerzo. Allison sintió que el corazón le daba un vuelco cuando él levantó la mirada y la notó, con una sonrisa encantadora.

-¿Te sientes mejor? -preguntó Rolando, con un toque de preocupación genuina.

Allison sonrió, tratando de sonar despreocupada aunque sabía que mentía.

-Oh, sí, mi mamá me cuidó muy bien -respondió, desviando un poco la conversación mientras admiraba el trabajo que Rolando estaba haciendo en el local-. Esto está quedando precioso. De verdad, Rolando, gracias.

Él asintió, satisfecho.

-Dentro de un mes estaremos listos. Nos hemos esforzado para que el local esté a tu altura, señorita Allison -bromeó, dándole una mirada intensa que la hizo sonrojar un poco.

Justo en ese momento, el teléfono de Allison comenzó a sonar. Miró la pantalla y sintió un nudo incómodo en el estómago: era Andrés. Suspiró antes de contestar.

-¿Aló?

La voz de Andrés sonaba arrepentida, algo que rara vez escuchaba de él.

-Ally, sé que te he fallado. No sé qué me pasó... pero estoy realmente arrepentido por cómo te traté la última vez. ¿Podríamos vernos para hablar?

Allison le lanzó una mirada rápida a Rolando antes de responder y luego suspiró.

-Está bien, Andrés. Nos vemos en un rato.

Al colgar, notó que Rolando la miraba con el ceño fruncido, claramente confundido.

-¿Por qué te vas a ver con él después de lo que te hizo? -preguntó, sin disimular su incredulidad.

Allison solo le dio una sonrisa débil, sin poder poner en palabras la confusión que sentía.

-Es complicado, Rolando... solo... no me lo preguntes, ¿sí?

Momentos después, Allison estaba frente a Andrés, quien la recibió con un ramo de rosas en la mano y una sonrisa suplicante. Allison fingió una sonrisa al tomar el ramo, aunque en su interior sabía que merecía a alguien mejor que él.

-Gracias... -murmuró, sin mucho ánimo. Andrés parecía convencido de que podía cambiar, pero ella no estaba segura de creerle.

Mientras tanto, en el salón, Rolando trataba de enfocarse en su trabajo, pero los pensamientos sobre Allison y Andrés lo distraían. ¿Por qué le afectaba tanto verla con él? Intentaba convencerse de que no tenía derecho a sentirse celoso, que ella no era "suya", pero no podía evitar la incomodidad en su pecho.

En ese momento, una clienta entró al salón, y Rolando sintió que la reconocía de alguna parte. Decidió saludarla por cortesía.

-¿Tú eras amiga de Nicolás, verdad? -preguntó con curiosidad, tratando de confirmar su recuerdo.

La clienta se volteó, mirándolo con una expresión de sorpresa y algo de desconfianza.

-¿Qué haces aquí? -respondió, mirándolo de arriba a abajo.

Mi Pequeño SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora