Cerca de Ti

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Taehyung se levantó lentamente de la cama, frotándose los ojos mientras trataba de despejarse del mareo residual que le dejó el alcohol. El sol de la tarde ya se filtraba a través de las cortinas de su habitación, iluminando las paredes de un tono cálido que contrastaba con la frialdad de su mente. Aún sentía el peso de las emociones de la noche anterior, como una niebla espesa que no lo dejaba pensar con claridad. El beso de Jungkook, las palabras no dichas, la confusión... todo eso seguía dando vueltas en su cabeza.

Miró a su alrededor y notó que Jimin ya no estaba. Su amigo probablemente había ido a su almuerzo familiar, como le había mencionado antes de irse. Taehyung respiró hondo y se levantó, aún algo desorientado por el sueño pesado y la resaca. Sin embargo, sabía que necesitaba hacer algo para despejar su mente, así que decidió ir directo al baño.

El agua caliente que lo recibió en la ducha ayudó a calmar sus nervios, como si cada gota fuera una pequeña liberación de todo lo que lo inquietaba. Se quedó allí por varios minutos, permitiendo que el agua cayera sobre su cuerpo mientras cerraba los ojos y trataba de vaciar su mente. Todo lo que había pasado con Jungkook le parecía tan surrealista, pero a la vez tan real. ¿Por qué el beso? ¿Por qué había sentido esa chispa entre ellos si todo estaba tan enredado?

Después de unos minutos, salió de la ducha y se envolvió en una toalla. Al mirarse en el espejo, vio su rostro aún algo hinchado por la falta de sueño y el estrés acumulado. No se reconocía completamente. Se había dejado llevar por las emociones de la noche anterior, pero ahora, con la cabeza más despejada, sentía que todo se había vuelto aún más complicado. ¿Qué debía hacer? ¿Seguir alejándose de Jungkook o enfrentarse a sus sentimientos?

Decidió que lo mejor era salir un rato. Necesitaba respirar aire fresco, comer algo que no fuera solo lo que su estómago reclamaba por resaca, y pensar un poco más en todo lo que había pasado. Quizás un paseo por la ciudad le ayudaría a ordenar sus pensamientos.

Se puso ropa cómoda, una camiseta y unos jeans, sin preocuparse demasiado por su apariencia. Al final, no tenía ánimos de hacer nada que no fuera tratar de sentir que podía continuar con su vida sin cargar con todo ese peso emocional. Agarró su billetera y las llaves, saliendo del apartamento con pasos lentos, como si cada movimiento fuera una lucha contra la incertidumbre que sentía en su pecho.

Cuando llegó a la calle, se dio cuenta de que el sol estaba más alto de lo que pensaba, y aunque el aire estaba fresco, la ciudad seguía bullendo a su alrededor. Personas caminando, coches pasando, el ruido habitual. Nada de eso ayudaba a que su cabeza se calmara, pero al menos el movimiento de la ciudad parecía sacarlo de su burbuja de tristeza momentánea.

Decidió caminar sin rumbo fijo. A lo lejos, vio un pequeño café que no conocía, con un letrero que decía "Café de la tarde" en letras escritas a mano. Pensó que podría sentarse allí y pedir algo liviano, tal vez un café, y distraerse. Al final, tal vez no lo resolvería todo, pero al menos podría dejar de pensar en el caos de su vida por un par de horas.

Entró al café y se sentó en una mesa junto a la ventana, observando el movimiento de las personas por la calle. La camarera se acercó rápidamente con una sonrisa amable, y él pidió un café con leche y un croissant. No tenía hambre, pero sentía que era necesario comer algo para despejarse.

Mientras esperaba, su mente volvió a Jungkook, como siempre. Se preguntaba si el chico lo había estado buscando después de su encuentro en el bar. Si estaba pensando en él o si simplemente lo había olvidado ya, como si todo fuera solo una mala pasada. Pero entonces, se acordó de las palabras de Jimin: *"No te hagas daño negando lo que eres."* Quizás Jimin tenía razón. Quizás lo que sentía por Jungkook no era algo que se pudiera ignorar tan fácilmente. Pero también sabía que no podía quedarse atrapado en algo que no tenía futuro.